LITERATURA

ESCRITOS Y DOCUMENTACION REFERIDOS A LA HERMANDAD DE SAN BERNARDO

MIÉRCOLES SANTO

LA DE SAN BERNARDO

Creo que es la única Cofradía de penitencia cuyos principios se deban a unos niños del pueblo, que, llevados de su religiosidad, sacaban por las calles de su barrio una procesión, remedo de las de la Semana Santa. La Historia ha conservado sus nombres, y justo es recordarlos, pues, ante los ojos de Dios y ante las páginas de la Historia, lo mismo son los grandes personajes que las humildes personillas.

Esos niños, que se llamaban Justo Severino y Juan Rodríguez (1), formaron, a su manera, en el año 1748, una Hermandad, sacando en procesión, los más días del año, una pequeña imagen de barro del Señor de las Tres Caídas. Luego, en unión de otros compañeros, adquirieron otra imagen del Señor en la Cruz, a la que dieron el nombre de Cristo de la Salud, y una efigie de Nuestra Señora, a la que pusieron el título del Patrocinio, nombres que llevaban dos imágenes muy veneradas en la parroquia de San Bernardo, en cuyo arrabal se había formado la Cofradía juvenil, la cual, pasando los años, fue haciéndose numerosa y estimada, hasta el punto de establecerse de una manera particular en el templo parroquial (2).

La buena y generosa acogida que el párroco le dispensó hizo que ya por otras personas se pensase en darle forma legal, para lo cual redactaron unas reglas, que no fueron aprobadas, pues el entonces provisor don José Aguilar y Cueto, enemigo acérrimo de las Cofradías, se negó a ello (3). Mas no por esto los hermanos desmayaron en sus propósitos; solicitaron audiencias del cardenal De Solís y obtuvieron de este príncipe licencia para, aun sin reglas, salir en procesión por la Semana Santa de 1763. Para esto, recibieron de la Comunidad del vecino convento de Santo Domingo de Portaceli la imagen de un Crucificado, con la que hicieron estación al monasterio de San Benito de la Calzada, en la tarde del Lunes Santo.

La compostura, el orden y el fervor que llevó la procesión fueron causa de que, al año siguiente, el prelado autorizara la procesión a la Catedral. El entusiasmo que en los vecinos del barrio de San Bernardo produjo la procesión fue indescriptible. La mayoría de ellos acompañó a la Cofradía por las calles, y, al regresar al templo, fue tan extraordinario el concurso, que el arrabal fue insuficiente para contenerlo.

Al año siguiente, el arzobispo aprobó las reglas, quedando canónicamente erigida; determinándose que la estación, en lo sucesivo, se celebrase el Miércoles Santo y que los nazarenos llevasen túnicas negras. Una dificultad halló la flamante Hermandad, porque, habiendo tomado el título para la imagen de la Virgen de Nuestra Señora del Patrocinio, la Hermandad de esta advocación, sita en la parroquia le puso pleito, alegando que no podía haber dos Hermandades del mismo título en el templo (4). Resistió la nueva Cofradía, pero, al fin, se allanó y dio a su imagen de la Dolorosa el título del Refugio.

Desde que la Hermandad se estableció, dio culto a una hermosa efigie del Señor Crucificado, que gozaba de mucha devoción entre los vecinos del barrio, sobre la cual corría cierta leyenda explicativa de su advocación, obra de gran mérito artístico, de autor desconocido, que sacó en procesión, llevando algunos años la Magdalena a los pies (5).

Por ser la única Cofradía establecida en el antiguo arrabal, gozó siempre de mucha popularidad, haciendo su estación de penitencia muy lucidamente durante varios años del siglo XVIII. En 1973, modificó sus reglas, de acuerdo con las disposiciones de la autoridad, siendo aprobadas por el Consejo de Castilla.

En el siglo pasado, la Cofradía sufrió notables alternativas, pues en varios años, casi sin vida, no pudo hacer la estación que marcan sus reglas. En los últimos días del Romanticismo, resurgió con notable impulso, gracias al celo del párroco y a la generosidad de algunos matadores de toros, vecinos del barrio; entonces, la Cofradía se conoció vulgarmente por la de los toreros, los cuales daban sus alhajas para que la Virgen del Refugio las llevase en la procesión.

En la revolución de 1936, estando la Cofradía en un período de prosperidad, fueron quemadas las imágenes por las turbas; imágenes que fueron sustituidas; la de la Virgen por una Dolorosa bellísima, obra del escultor contemporáneo Sebastián Santos, y la del Señor por un Crucificado de fines del siglo XVII. Según oí a persona muy calificada, este Cristo perteneció a la Santa Escuela de Cristo, que, en 1662, se fundó en el antiguo Hospital del Espíritu Santo (6). Pasó luego al convento de la Paz y de aquí fue trasladado a Santa Cruz, donde se encontraba en una dependencia de la Escuela de Cristo. El cardenal Segura dispuso que dicha imagen pasase a la parroquia de San Bernardo para que la Hermandad del Cristo de la Salud le diese culto, como lo hace, con todo esplendor.

De la ruina de 1936 la Cofradía se repuso prontamente, y hoy alcanza la más brillante fase de su centenaria historia.

  1. Había un tercer muchacho llamado Antonio Alonso Sánchez
  2. Este curioso origen de la Cofradía de San Bernardo nos obliga a recordar las cruces de mayo de nuestros días, algunas de ellas auténticas “cofradías de juguete”, como sin duda debió ser en un principio esta.
  3. Situaciones parecidas se han dado en otras ocasiones. Este Sr. Provisor no sólo se negó, sino que afirmó que por su gusto las suprimiría todas si pudiese.
  4. Esta Hermandad era de la Santa Cruz y Ntra. Sra. del Patrocinio, hoy desaparecida, y la advocación de la Virgen no tiene nada que ver con su homónima de Triana.
  5. Omite Montoto que la imagen, al parecer del siglo XIV, fue sustituida por una de Pedro Roldán que es la que desapareció en el incendio de 1936.
  6. El Hospital se encontraba en la calle Colcheros, hoy Tetuán en su primer tramo.

LEEMOS: En las páginas nº 221 y 222 del libro “GUÍA ARTÍSTICA DE SEVILLA Y SU PROVINCIA” de Varios autores, Excma. Diputación Provincial de Sevilla, Vitoria 1989, lo siguiente:

IGLESIA DE SAN BERNARDO

En el barrio del mismo nombre, se construyó a final del siglo XVIII la iglesia de San Bernardo, con planos del arquitecto José Álvarez que se realizaron en 1780. Concluido el edificio en 1785, se inauguró un año después.

Su planta es rectangular, muy alargada, con tres naves y crucero marcado, que se cubre con cúpula sobre tambor octogonal, y se remata con linterna.

En las pechinas aparecen yeserías con profusión de molduras mixtilíneas, que enmarcan a los cuatro Evangelistas. La nave central, el presbiterio y el crucero, se cubren por bóvedas de cañón con arcos fajones y lunetos. En la cabecera de la nave izquierda se abre la capilla Sacramental, con dos tramos, cubriéndose el primero por una pequeña cúpula rematada con linterna.

En el lado izquierdo, la iglesia tiene una portada lateral, enmarcada con pilastras, y rematada con un frontón roto. La portada principal tiene arco de medio punto en el vano de entrada, enmarcándose con columnas toscanas, y coronándose con frontón recto partido, en el que se alberga una hornacina con una imagen de la Virgen con San Bernardo. Una giralda entre jarras de azucenas corona la fachada.

En el interior, el retablo mayor de la iglesia acusa ya el estilo neoclásico, y puede fecharse a finales del siglo XVIII. Tiene esculturas de la misma época que representan a San Pedro, San Leandro, San Bernardo, San Isidoro, y San Fernando. La Virgen del Refugio es obra moderna de Sebastián Santos.

En la nave izquierda, se dispone un retablo de finales del siglo XVII que alberga la monumental pintura de Francisco Herrera el Viejo, realizada en 1628, que representa el Juicio Final. Dos lienzos, que flanquean este retablo, y que representan la entrada de Cristo en Jerusalén y la Flagelación, reflejan también el estilo de Herrera el Viejo. En la cabecera de esta nave se abre la capilla Sacramental, en cuyo muro derecho se encuentra un pequeño retablo de finales del siglo XVIII, que alberga una pintura de la Virgen del Pópulo, firmada por Luis Villanueva en 1752. El retablo mayor de este Sagrario es neoclásico, siendo fechable a finales del siglo XVIII. En su hornacina principal aparecen una Inmaculada del siglo XIX. En torno al templete del Sagrario aparecen pequeñas esculturas barrocas de buena talla, que representan a San Juan Bautista, San Juan Evangelista, San Pedro Nolasco y San Blas.

En la cabecera de la nave derecha se abre una capilla donde figura un retablo de finales del siglo XVII con columnas salomónicas, que alberga en su hornacina principal una escultura de candelero de la Virgen del Patrocinio, realizada en el siglo XVIII.

En el crucero de esta nave hay un retablo moderno con la magnífica escultura del Cristo de la Salud, obra de mediados del siglo XVII. En la nave derecha figuran dos retablos del siglo XVIII. El primero de ellos alberga una escultura de San José, y el segundo un lienzo de la Anunciación muy deteriorado.

Entre las piezas de orfebrería destacan una lámpara de perfil triangular decorada con rocalla y fechada en 1741, y varias coronas de imágenes.

La hermandad Sacramental es más rica que la parroquia en este aspecto, pues posee varios cálices, copones y ostensorios, dos de estos últimos fechados en 1620 y 1621. Asimismo, conserva un cirial rococó con la marca de Cárdenas. La pieza de mayor envergadura, aunque no mejor calidad, es una gran custodia procesional de tres cuerpos y planta circular, que corresponde a varias épocas. La custodia fue realizada en 1858 para la hermandad de la Carretería, y más tarde la vendió a la Sacramental de San Bernardo, restaurándose en 1913 y en 1974.

LEEMOS: En la página nº 85 del libro “IMÁGENES SEVILLANAS DE LA VIRGEN” de Juan Martínez Alcalde, Editorial MIRIAM, Badajoz 1991, lo siguiente:

Refugio

Devota efigie, con punzante mirada dolorosa, debida a Sebastián Santos Rojas, 1938. Pertenece a la popularísima y muy sevillana hermandad del barrio de San Bernardo, llamado “de los toreros”. En consonancia con esta popularidad, su paso es un feliz exponente del más fino sevillanismo. Bonitos bordados, matizados con sedas de colores, sobre fondo granate. Abundancia de cera rizada, formando una ascua radiante. Por iniciativa de un hermano de esta Cofradía, se concedió a nuestra ciudad el título de “Mariana”. Parroquia de San Bernardo.

LEEMOS: En la página nº 132 del libro “La orfebrería sevillana del Barroco” Tomo II de Dª María Jesús Sanz Serrano, lo siguiente:

PARROQUIA DE SAN BERNARDO

Báculo de San Bernardo, imagen que se halla situada en el retablo mayor; es de plata, de tamaño algo mayor que el natural y de estilo barroco. Está bastante restaurado. No lleva marca.

Cetro de la Virgen, liso, con un estrechamiento en su parte media y unas cresterías en la parte superior, ajustándose al modelo general de los cetros barrocos. No lleva marca. Primera mitad del siglo XVIII.

Corona de la Virgen que lleva el cetro anteriormente descrito. Decorada con flores carnosas y tallos vegetales del mismo tipo; aparecen también los óvalos y rectángulos. La diadema es calada y se adorna con rayos ondeantes y lisos alternantes, rematando estos últimos en estrellas. Es obra barroca de comienzos del XVIII, aunque las bandas que unen la corona a la diadema formando el gorro fueron añadidas durante el período rococó. Sin marca.

Corona más pequeña que la anterior, toda decorada con rocalla. Sin marca. Segunda mitad del siglo XVIII.

Diadema y media corona que se halla superpuesta a un cuadro pintado por Luis de Villanueva, firmado y fechado en 1752. Ambas piezas son puramente barrocas decoradas con floración carnosa y tallos del mismo estilo. La diadema de la Virgen lleva rayos ondeantes y lisos alternados, rematándose en estrella los lisos. Deben corresponder a la época en que se pintó el cuadro. La pintura fue destrozada durante la guerra civil y restaurada posteriormente, no obstante, la corona no parece haber sido restaurada. No lleva marca.

Diadema y potencias correspondientes a San José y al Niño. Obras sencillas que han debido ser hechas en el presente siglo. Sin marca.

Lámpara de plata de pequeño tamaño y perfil triangular. En los lados del triángulo surgen unas medias circunferencias que hacen más movido el contorno. Se decora muy sobriamente por una guirnalda de rosas carnosas. Va fechada en su inscripción en 1741.

Naveta neoclásica, decorada con galones cóncavos y convexos alternados y llevando en la tapa la hoja de laurel. No lleva marca y parece obra de comienzos del siglo XIX.

Puerta de Sagrario correspondiente al altar mayor. Lleva la representación del Cordero sobre el libro de los siete sellos sobre un fondo liso. Por el borde corre una guirnalda de rocallas. No lleva marca. Fines del siglo XVIII o comienzos del XIX.

Vara de la imagen de San José. Es pequeña y se decora con rocalla que se desenvuelve helicoidalmente junto con una cinta lisa. No lleva marca, último tercio siglo XVIII.

HERMANDAD SACRAMENTAL DE SAN BERNARDO

Cáliz de nudo triangular y decoración de rocalla mezclada con guirnaldas neoclásicas. Lleva tres ángeles de cuerpo entero, sentados y exentos, habiendo sido la peana dorada posteriormente. Recuerda a las obras francesas. Lleva la siguiente inscripción “SOY DE LA HERMANDAD DEL SANTÍSIMO Y ÁNIMAS DEL SEÑOR SAN BERNARDO SEVILLA 1775”. Sin marca.

Cirial de la forma habitual y decorado con rocalla. Marcas: CARDENAS, la giralda y el cochinito. Segunda mitad del XVIII.

Copón decorado con rocalla y con la siguiente inscripción: “DE LA HERMANDAD DEL SEÑOR SAN BERNARDO AÑO DE 1778”. Las marcas son: CARDE, la giralda y el cochinito.

Custodia procesional de 2,80 m. de altura y tres cuerpos. Se halla muy restaurada y podemos establecer tres épocas en su construcción.

El primer cuerpo tiene una amplia base circular de perfil cóncavo, adornado con vegetación barroca que se mezcla con la neoclásica; en la parte superior de esta peana aparece la escama de pescado y la red romboidal, como fondo sobre los que se destacan algunos ramos de flores atados con cintas, -tema puramente neoclásico-. En esta base figura una inscripción que dice: “PROPIEDAD DE LA HERMANDAD SACRAMENTAL DE SAN BERNARDO. SEVILLA 1913”. Este primer cuerpo lleva doce columnas de fuste liso y capitel corintio, estos últimos parecen dorados y de fundición; llevan estas columnas altos basamentos. El centro va ocupado por una imagen de la Inmaculada, de madera pintada que se halla muy restaurada, apoyándose sobre una peana de plata decorada con rocalla.

El segundo cuerpo tiene ocho columnas iguales a las anteriores con un basamento del mismo estilo, hallándose rodeado de una barandilla calada y decorada con motivos eucarísticos. Lleva también cuatro jarras doradas que terminan el llama y barandilla calada en su parte alta que son obra moderna. En este cuerpo se aloja al Santo Sacramento. Las cubiertas de estos dos primeros cuerpos son planas.

El tercer cuerpo tiene cuatro columnas como las de los cuerpos anteriores y se cubre con bóveda, alojando en su interior al Cordero sobre el libro de los siete sellos y rematándose por la figura de la Fe.

Se pueden apreciar tres estilos y épocas en la custodia: El más antiguo que corresponde a la probable época de su realización en 1858, por la Hermandad de la Carretería, que más tarde la vendió a esta Hermandad Sacramental de San Bernardo. A este momento corresponden los basamentos, el Cordero y probablemente los fustes de las columnas; otra parte es la compuesta por los frisos, y el revestimiento interior de las cúpulas que presentan una decoración vegetal de clara influencia modernista perteneciendo probablemente a una restauración realizada hacia 1913 ó 1914, época en que se hizo la venta de una a otra Hermandad. Finalmente, en el año 1974 se realizó un nuevo arreglo consistente en añadir las dos barandas caladas de los cuerpos primero y segundo, las cuatro jarras y la imagen de la Fe.

En una obra tan restaurada como ésta es difícil hallar punzones, pero sin embargo en la peana del cuerpo inferior hemos podido leer una T y una serie de letras que corresponderían más o menos a las siguientes: DASAPT/TF; de las que no podemos asegurar que correspondan al autor. La doble T presenta unos caracteres diferentes al resto de las letras.

Ostensorio decorado con óvalos, ces y puntas de diamante. Su peana es muy amplia y su nudo tiene la forma ovoide correspondiente a la primera mitad del siglo XVII. No lleva esmaltes y el viril se adorna con rayos ondulantes y lisos, apareciendo en su peana una inscripción que por su tipo de letra es posterior a la fecha que menciona “HERMANDAD DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO DE SAN BERNARDO SEVILLA AÑO 1620”. No lleva marca y es probable que esta inscripción se arreglase en alguna restauración que haya sufrido. No obstante, el ostensorio concuerda con la fecha mencionada.

Ostensorio de tipo semejante al anterior, aunque ya aparecen en él las decoraciones de tipo carnoso y el acanto. El ostensorio propiamente dicho se adorna con rayos ondulantes y lisos. Una inscripción, que también parece apócrifa, fecha la obra en 1621, fecha que nos parece demasiado temprana. No lleva marca.

LEEMOS: En la página nº 130 del libro “La Pirotecnia militar de Sevilla” “Notas para su Historia” de D. Enrique de la Vega Viguera, lo siguiente:

Curiosamente llama la atención cómo este barrio de San Bernardo poseía dos grandes vinculaciones en torno a su cofradía y a las industrias militares.

En cuanto a la cofradía, resulta una hermandad con ciertas peculiaridades muy sintomáticas de su originalidad y de su grandeza. Su fundación data de 1738, y según parece es sin duda la única cofradía sevillana que debe su iniciación a unos niños: Justo Severino y Juan Rodríguez, a los que más tarde se les unió Antonio Alonso Sánchez, que tenía la costumbre de sacar en procesión todos los años una pequeña imagen del Señor de las Tres Caídas.

Respecto de este asunto resultan significativas las palabras de Montoto (75).

Luego, en unión de otros compañeros, adquirieron otra imagen del Señor de la Cruz, a la que dieron el nombre de Cristo de la Salud, y una efigie de Nuestra Señora, a la que pusieron el título del Patrocinio, nombres que llevaban dos imágenes muy veneradas en la parroquia de San Bernardo, en cuyo arrabal se había formado la cofradía juvenil, la cual pasando los años, fue haciéndose numerosa y estimada, hasta el punto de establecerse de una manera particular en el templo parroquial.

La buena y generosa acogida que el párroco dispensó hizo que ya por otras personas se pensase en darle forma legal, para lo cual redactaron unas reglas que no fueron aprobadas, pues el entonces provisor D. José Aguilar y Cueto, enemigo acérrimo de las cofradías, se negó a ello” (76)

De cualquier modo, el tesón cristiano y cofradiero de los de San Bernardo les hizo presionar a las jerarquías eclesiásticas que, por fin, concedieron la oportuna licencia y así formaron procesiones en la Semana Santa de 1763. Con espectacularidad y devoción esta cofradía caló pronto en el sentir de los sevillanos y constituyó un ente humano y fraterno, muy vinculado a su parroquia, que alcanzó fama universal en virtud de la generosidad de algunos matadores de toros que figuraron como hermanos de ella.

Hoy se le conoce con el sobrenombre de la cofradía de los toreros. La devoción de los toreros por esta hermandad fue siempre profunda. Así, el manto de la Virgen llamado de las Manzanas fue costeado por el matador de toros El Tato y que el palio que estrenó el paso en 1919 llevaba el nombre de Cúchares, como recuerdo al torero que lo costeó.

Sabemos también que la saya que en ocasiones luce la Virgen del Refugio se confeccionó con los bordados recuperados de un traje de luces del torero Pepete. Han sido toreros vinculados a la hermandad Pepe Luis Vázquez y su hermano Manolo, que fue hermano mayor en los últimos años de la década de los cincuenta. Otro maestro en el arte de Cúchares que siente cariño por la Hermandad de San Bernardo es Diego Puerta.

Cuando solicitamos información sobre la hermandad y su entronque dentro de la vida del barrio de San Bernardo, Antonio Rosell, su actual hermano mayor, nos la ofreció amplia y detallada. De su voz tuvimos noticias y acontecimientos dignos de figurar en una completísima historia de las cofradías, y de modo especial algunos rasgos que nos muestran las profundas conexiones de esta hermandad con la artillería.

Según nos hizo constar en una conversación en la que también estuvo presente el párroco don José Álvarez Allende, tanto la hermandad como la propia parroquia siempre fueron conscientes de los problemas de su vecindario, que acogía a gran número del personal de la Fábrica de Artillería y la Pirotecnia. En concreto, don José nos recordó cómo en los años de la postguerra el Consejo Parroquial de San Bernardo se planteó la necesidad de reconstruir y modernizar las viviendas del barrio y cómo él abogó por crear una cooperativa de viviendas que proyectara unas edificaciones que, en cuanto a su fisonomía, mantuviera el estilo y la personalidad indiscutible de este sector de la ciudad de Sevilla de tanta solera y tradición. Nos recordó también cómo la cooperativa se puso en marcha en medio del entusiasmo popular y cómo pronto los especuladores del suelo intervinieron creando dificultades y buscando su negocio particular. Esta cooperativa modesta ha vencido muchas dificultades, y aún hoy día, estimulada por la inquebrantable fe de su párroco, busca con ahínco una solución para que el barrio de San Bernardo no se olvide un pasado nostálgico.

Dentro de esta línea de inquietudes e iniciativas, la articulación entre la hermandad y la parroquia con los establecimientos artilleros situados en el barrio quedó firmemente afianzada.

Los primeros pasos en este sentido se materializaron en 1928, aunque sería en los años 1936 al 40 cuando las aportaciones y ayudas de la Fábrica y Pirotecnia hacia aquellas entidades alcanzaron mayor importancia. Gracias a las colaboraciones y ayudas económicas de estas fábricas artilleras, el resurgir de la hermandad fue francamente ostensible bajo el mandato y excelente buen hacer de Antonio Filpo Rojas, hermano mayor efectivo durante este dilatado período. Se reformó la actual sala de Cabildos y se construyó la candelería, varales y parte de las jarras del paso de la Virgen, en un trabajo en el que descollaron los operarios de la Pirotecnia Antonio Moguer y Ángel Martín. Otro detalle de cariño por la hermandad es el que protagonizó gran parte del personal trabajador de Fábrica y Pirotecnia, que quiso ayudar a sufragar el nuevo manto y caídas de palio confeccionadas en 1939 en los talleres de Caro, y que lo hicieron descontando alguna cantidad de su jornal.

Precisamente sería en la Semana Santa de 1939 cuando por primera vez preside la procesión por la Carrera Oficial el general de Artillería de la Región y figura en el faldón delantero del paso de la Virgen un bordado que representa a Santa Bárbara.

Conforme al mismo calor cofradiero, algunos Jefes y Oficiales de Artillería, principalmente de la fábrica y Pirotecnia, llegaron en diferentes períodos a pertenecer a la Junta de Gobierno y, concretamente, ostentaría el cargo de Hermano Mayor en la década de los cincuenta el General Pérez de Sevilla y Ayala.

Cuando en 1966 soplan malos vientos para la Pirotecnia y el cierre de este establecimiento se juzga irreversible, la unión entre la Hermandad y la fábrica de Artillería, último bastión artillero que quedaba en el barrio, se hace más estrecha, como un fenómeno de compenetración ante el avatar y la desgracia. Es importante reseñar la labor realizada por Antonio Rosell y la colaboración, espontánea y cariñosa, ofrecida siempre por el Coronel Director de la Fábrica de Artillería José Jiménez Cubero, auténtico entusiasta de la Hermandad de San Bernardo. Con el mismo espíritu, la entrega del sevillanísimo General de Artillería Manuel Esquivias Franco, es digna del mayor elogio. A este prestigioso militar se debe una propuesta que, sin duda, marca un hito en la historia de la Hermandad: “solicitó en Junta de gobierno que, tras la aprobación de las nuevas Reglas, figurase en el título de la misma, el de la advocación a Santa Bárbara. Ante la aceptación de todos los afectos a la Corporación, que comprendieron el trascendente significado que encerraba la iniciativa del General Esquivias, éste con fervorosa voluntad fue respaldado por el resto de sus compañeros, artilleros sevillanos. Y con tanto cariño fue recogida la idea que la Vicaría Episcopal de Laicos del Arzobispado de Sevilla, autorizó que a partir del 6 de octubre de 1977 incluyese la Hermandad de San Bernardo en sus Reglas la advocación a Santa Bárbara, Patrona del Cuerpo de Artillería, quedando, por tanto, su nuevo título reflejado del siguiente modo:

“Real e Ilustre Hermandad Sacramental, Pura y Limpia Concepción de la Santísima Virgen María, Ánimas Benditas del Purgatorio y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Salud, María Santísima del Refugio, Santa Cruz, Nuestra Señora del Patrocinio, Santa Bárbara y San Bernardo”.

Antes de terminar estas referencias sobre la Hermandad y la Parroquia de San Bernardo, creemos de justicia aludir a la historia del altar existente en dicho templo, donde se venera una imagen de Santa Bárbara, realidad curiosa que entendemos debe ser conocida por todos los devotos de la Patrona de Artillería.

Esta historia se remonta a lo acordado el 10 de diciembre de 1898 en el Tratado de París que puso fin a la guerra entre España y los Estados Unidos. En ese acuerdo se estipuló que únicamente se devolverían a España la maquinaria y los enseres de los Parques de Artillería de La Habana; el resto del material quedaba en manos norteamericanas. En virtud de esta decisión la Pirotecnia recibió procedente de Cuba algunas máquinas, muebles y un altar de caoba en el que se veneraba una Santa Bárbara. Como en este establecimiento militar se disponía ya de un altar con una imagen semejante, este otro se guardó en los almacenes. Transcurridos los años, durante la guerra de Liberación, los jefes y subalternos que constituían las plantillas de la fábrica de Artillería y de la Pirotecnia acordaron colaborar en la reconstrucción del recién incendiado y saqueado templo de San Bernardo y pensaron que una forma generosa de contribuir a ese objetivo era la de ceder el altar y la imagen que traídos de Cuba, tenían almacenado en la Pirotecnia, e instalarlo en la Parroquia para que Santa Bárbara pudiera ser venerada de manera pública por todos los sevillanos y de modo especial por los feligreses de San Bernardo tan profundamente identificados y vinculados a la Pirotecnia y a la Artillería.

Notas:

75 “Historia de la Semana Santa”, de Santiago Montoto, 1976. Capítulo Miércoles Santo.

76 Situaciones parecidas se han dado en otras ocasiones. Este señor Provisor no sólo se negó, sino que afirmó que por su gusto las suprimiría todas si pudiese.

 

LEEMOS: En las páginas nº 184 y 185 del libro “Nueva Guía de Sevilla” de Santiago Montoto, Biblioteca Hispalense, ABC, Barcelona 2001, lo siguiente:

Nueva Guía de Sevilla se editó a finales de los años 40, por lo que los datos y referencias que aparecen en la presente edición se corresponden con la época.

FÁBRICA DE ARTILLERÍA (Pl. E. 1)

Construida en 1565 por el famoso fundidor Juan Morel, pasó a ser propiedad del Estado en tiempos de Felipe IV, ampliándose mucho el establecimiento por Carlos III, en 1782. Modernamente, fábrica de cañones de acero y proyectiles.

Desde la calle de Eduardo Dato, por las de San Bernardo y Cofia, se llega a la parroquia de San Bernardo.

PARROQUIA DE SAN BERNARDO (Pl. E. 1)

Edificada por el Cabildo catedral en los años de 1778 a 1785. La portada principal, a los pies de la iglesia, es de ladrillo agramilado, de dos cuerpos, jónico y dórico, rematada con el emblema de la Catedral hispalense. La torre consta de tres cuerpos, el último en forma de linterna adornada con azulejos.

Tiene el templo tres naves, separadas por pilares y arcos de medio punto. El crucero está cubierto por cúpula semiesférica con linterna. En las pechinas, los cuatro Evangelistas pintados y encerrados en grandes marcos de yeso con adornos barrocos.

En el altar mayor se venera la efigie de San Bernardo abad, escultura mayor que el natural, de mediano mérito. Es digna de visitarse la capilla del Sagrario, en cuyo altar están las esculturas de San Miguel, San Agustín y Santo Tomás, atribuidas a la Roldana.

En la nave del Evangelio, en el primer altar, se admira el magnífico cuadro de Herrera el Viejo, hecho por encargo de la Hermandad de las Ánimas de esta parroquia, en 1638. Representa el Juicio Final. En la parte superior del lienzo aparece Jesús glorioso, rodeado de la Virgen, los apóstoles y otros santos, para juzgar a la humanidad. En la parte inferior, el Arcángel San Miguel, con su espada de fuego, separa a los réprobos de los justos. Dice Palomino de esta pintura que los personajes representados parecen de bulto, por la grande pasta de color que tienen, y elogia la fuerza del claroscuro; Ceán Bermúdez señala el contraste de los condenados, que, llenos de confusión y dolor, van a ser precipitados en el infierno, con los bien aventurados, llenos de placer y gratitud. Herrera el Viejo cobró por este cuadro 250 ducados de moneda de vellón.

En el lado de la Epístola está el altar de la Cofradía del Cristo de la Salud y Nuestra Señora del Refugio. La imagen del Crucificado es hermosa escultura del siglo XVII.

LEEMOS: En las páginas nº 105 a la 108 del libro “Reflejos de Pasión SEMANA SANTA SEVILLA” de María del Carmen Rodríguez Martín, Editorial F. P. Ediciones, lo siguiente:

SAN BERNARDO

Santísimo Cristo de la Salud

Talla anónima atribuida al círculo de José de Arce, aunque podría también ser obra de Andrés Cansino, en ambos casos sería fechable a finales del S. XVI. Realizada en madera de cedro con una altura de 1,75 mts. Perdida la primitiva talla de Pedro Roldán en el incendio sufrido por la Iglesia de San Bernardo en 1936, el Cardenal Segura y Sáenz le cedió a la Hermandad el que actualmente posee, que se veneraba en la Capilla de la Santa Escuela de Cristo. El paso del Cristo primitivo era de estilo gótico, habiendo sido sustituido por el actual que encaja mejor con la talla que procesiona.

El Cristo de la Salud procesiona por las solitarias calles de un barrio que fue popular y que hoy sufre la ausencia de sus vecinos, desperdigados por todos los rincones de Sevilla. Solo recupera su personalidad el Miércoles Santo, cuando los “exiliados” de San Bernardo regresan al que fue su barrio.

El paso, de estilo barroco, fue realizado por José Gil en 1925 en colaboración con Francisco Ruiz Rodríguez, “Currito el dorador”; va iluminado por elegantes candelabros de guardabrisas de los mismos autores. En el año 1927 fue restaurado y dorado por Sánchez Jiménez y Francisco Bailac Ceniza.

Aunque no es habitual en paso de Cristo, es de destacar el bello adorno floral similar al comúnmente empleado en los pasos de Virgen, que son esos ramos de “bola” que tan bello contraste hace con el dorado de la “canastilla”.

María Santísima del Refugio

Dolorosa de serena belleza fue tallada por Sebastián Santos Rojas en el año 1938 en madera de pino y con 1,64 mts. de altura; la posición de su cabeza es frontal, con la mirada baja y la boca entreabierta deja ver los dientes superiores tallados, así como la lengua. Ha sustituido a la primitiva imagen de la Cofradía que procesionaba acompañada a veces por San Juan y que fue profanada en los desgraciados sucesos de la guerra civil.

El paso, barroco en su estilo, tiene orfebrería dorada y plateada; muchos orfebres han cincelado este paso: los respiraderos y la peana son de Seco Imberg, los varales de Sironi, las jarras de Moguel y la candelería de los Talleres de Villarreal. Los candelabros de cola, de plata de ley, son obra de los Talleres Ramos. El contraste de la plata y el oro es el más bello logro de este palio.

El palio, de terciopelo granate, así como el manto fue bordado en los talleres de Caro. El techo tenía bordados juanmanuelinos, que se perdieron en el incendio de 1936 y Caro los reprodujo siguiendo en todo el conjunto una misma línea, que se repite también en las bambalinas

Hermandad

Nacida por la devoción de unos jóvenes de San Bernardo, la Hermandad es uno más de esos casos en que una Cruz de Mayo se convierte en Cofradía. Aquellos niños que procesionaban con un pequeño Nazareno con la cruz a cuestas hecho en barro, posteriormente sacarían en procesión a un crucificado bajo la advocación de “Cristo de la Salud” y a una Virgen llamada “del Patrocinio”; esto ocurría en el año 1763. Al año siguiente, organizada ya como Hermandad y aprobadas sus reglas, hace estación de penitencia a la Iglesia de San Benito y dos años más tarde procesiona por primera vez hacia la Catedral.

Las severas disposiciones reales sobre las cofradías de Penitencia, que de forma tan negativa las afectaron durante el S. XVIII, producen una gran decadencia en la de San Bernardo, que no se reorganiza hasta 1832. Desde esta fecha y hasta el año 1936 la vida de la Hermandad discurrió con las vicisitudes normales de cualquier otra cofradía. La Guerra Civil rompió esta situación. Saqueada la Parroquia y quemadas y profanadas las imágenes, hace estación de penitencia con el Crucificado el año 1937, pasando el año 1938 a procesionar ya con la bella imagen de Nuestra Señora del Refugio.

La Hermandad tiene la honra, gracias a la propuesta de su Hermano Mayor Antonio Filpo, de que el Ayuntamiento luzca en el escudo de la ciudad el título de “Muy Mariana”.

Esta Hermandad, es llamada de los “Artilleros” por estar en su feligresía la Fábrica de Artillería y tener como titular a Santa Bárbara. Han sido Hermanos de ella numerosos toreros nacidos en este barrio, estando uno de ellos, “Curro Cuchares”, sepultado al pie del Cristo de la Salud.

 

LEEMOS: En la página nº 226 del libro “Sevilla entre lo divino y lo humano” de D. José Luis de la Rosa, año 1966, lo siguiente:

COFRADÍA DE SAN BERNARDO

Tiene también el Miércoles Santo el sabor marcadamente agridulce de la preparación. Sabor amargo en el Cristo muerto de San Bernardo; Cristo muerto, que, en con su bello sueño, nos gana la Vida; Cristo muerto, que se llama dulcemente Santísimo Cristo de la Salud; Cristo muerto, que con su título saludable nos pone presentes, como en tantas cosas y ocasiones. Las paradojas de la Pasión y de la Cruz, en la que, como afirma el Apóstol: “está la vida, la salud y la resurrección nuestra”.

Sabor amargo de la muerte de Cristo, que el barrio de San Bernardo transforma en dulce miel con el fervor popular, que acompaña a la Cofradía del barrio de la torería, y que para la Virgen del Refugio se transforma en penitente romería de amor sentido.

Tiene San Bernardo, a las tres de la tarde, esa luz precursora del día que ha de brillar más que el sol; ese sol oro y fuego, que rememora los soles de gloria de los toreros de San Bernardo. La estampa de la calle Ancha conserva aún ese sabor popular de primeros de siglo, como si el tiempo se hubiera detenido, extasiado ante tanta belleza; como se alegra la Giralda, cuando desde lejos descubre a la Cofradía por el puente; como se estremece la Puerta de la Carne, que, cuando ya tiene la Cofradía en su corazón, le pone en Santa María la Blanca un bello dosel de cales y de espadaña barroca sevillana, a cuya alegría de luz responde la Cofradía con la música de las cimbreantes campanillas de los más graciosos y airosos guardabrisas que pasean por Sevilla.

 

LEEMOS: En las páginas del cuadernillo nº 42 del libro “ARQUITECTURA DE UNA PASIÓN” de Juan José Antequera Pérez-Luengo, Ediciones Fomento de Iniciativas Andaluzas, Sevilla 1998, lo siguiente:

SAN BERNARDO 

Iglesia Parroquial de San Bernardo, sede canónica de San Bernardo

ANTECEDENTES CONSTRUCTIVOS. La iglesia primitiva sobre la que se alzó la actual consta que se estaba fabricando en 1595, por aquellos entonces filial de San Clemente. Su construcción se debió al desarrollo demográfico de la ciudad experimentado durante los primeros siglos del Antiguo Régimen, que hizo insuficiente el conjunto de templos enclavados intramuros, por lo que se decidió establecer una ayuda de parroquia en el arrabal de San Bernardo.

El actual templo, que en principio se erigió como ayuda del Sagrario, se construyó de cimientos a finales del siglo XVIII, con planos puestos en práctica a partir de 1780. La bendición tuvo lugar en 1786 aunque su conclusión se produjo un año antes.

DESCRIPCIÓN ARQUITECTÓNICA. De estilo neoclásico con atisbos barrocos y planta rectangular muy alargada, posee tres naves, la central de mayor amplitud que las laterales, cubierta con bóveda de cañón con lunetos y el crucero, pronunciado, por cúpula en la que se abre una airosa linterna. Dos tramos posee la capilla Sacramental. La portada de los pies consiste en un arco de medio punto enmarcada por columnas del orden toscano y rematado por frontón partido que contiene una hornacina con la Virgen y San Bernardo. La fachada principal se completa arriba con el símbolo del cabildo catedralicio: la Giralda entre dos jarras de azucenas. Posee en el lado izquierdo otra portada que comunica con el crucero una vez pasado el tramo de la nave.

ARQUITECTO. Los planos se debieron al arquitecto José Álvarez.

RETABLO MAYOR. El retablo mayor es de fines del XVIII, época a la que hay que remitir las esculturas que contiene, entre otras las del titular, San Pedro, San Fernando, San Leandro y San Isidoro.

OTROS RETABLOS Y DEPENDENCIAS. Posee el Sagrario un retablo neoclásico, de fines del XVIII, que contiene, centrada, una imagen de la Inmaculada de la siguiente centuria, junto a buenas esculturas barrocas que figuran a los santos Juan Evangelista y Juan Bautista, Blas y Pedro Nolasco. Del XVII ha de fecharse el enclavado en la capilla de la cabecera de la nave derecha, con columnas salomónicas y presidido por una dieciochesca imagen de la Virgen del Patrocinio. El crucero alberga un retablo moderno que contiene la imagen del Cristo de la Salud, buena talla del XVII.

El conjunto retablístico con otros dos, del siglo XVIII, de la nave derecha dedicados, respectivamente, a la Anunciación, figurada en un lienzo, y a San José, obra escultórica, además del situado en el muro derecho de la capilla Sacramental, con un lienzo que contiene una pintura de la Virgen del Pópulo, fechada en 1752 y ejecutada por Luis Villanueva.

 

LEEMOS: En la página nº 453 del libro “Sevilla Monumental y Artística” Tomo 3º de D. José Gestoso y Pérez, año 1.897 lo siguiente:

SAN BERNARDO

Este amplio y hermoso templo parroquial fue construido en el lugar en que aseguran los historiadores que hubo una ermita, dedicada por Fernando III al mismo santo, en memoria de haber establecido el cerco de Sevilla en el día de la fiesta de aquél.

Más tarde, hacia el año de 1.593, fue erigida en este sitio una iglesia parroquial que, por su estrechez y ruinoso estado, tuvo al fin que ser derruida por mandato del Cabildo eclesiástico, a quien pertenecía, en concepto de auxiliar de la del Sagrario de nuestra metropolitana.

Parece, pues, lo probable que hacia el año de 1.778 comenzó su reedificación, concluyéndose en el de 1.785, a costa de la referida corporación capitular, y fue bendecido a 18 de agosto del año último citado, por el canónigo magistral Don Marcelo Felix Doye.

En este templo uno de los más hermosos de Sevilla por sus proporciones y sencillo trazado, el cual obedece a las severas prácticas de la segunda restauración del estilo greco-romano, de que fueron iniciadores en nuestra patria los ilustres arquitectos D. Ventura Rodríguez, D. Juan Villanueva y otros no menos inteligentes, que, apartándose de las funestas prácticas borrominescas, encauzaron el arte por nuevos caminos, devolviendo al arquitectónico su perdida elegancia, la severidad de los lineamientos clásicos y la razonada armonía en sus partes, cualidades, por desgracia olvidadas, en un período de más de un siglo, en el cual llegose a los más inverosímiles extravíos.

Delante de su fachada extiéndese un porche, cerrado con tapias y verjas, que lo rodean además por el lado norte solamente; con tres entradas, por las cuales se llega a sus dos puertas, una situada a poniente y otra abierta en el muro del lado del evangelio. En la primera tiene una portada bien construida de ladrillo en limpio, que consta de dos cuerpos, dórico y jónico. En este segundo hay una estatua de San Bernardo, de barro cocido, endeble, y, finalmente, remata con las armas del Cabildo, la Giralda y las jarras de azucenas. A la izquierda elevase la torre, que es de buenas proporciones, con tres cuerpos, adornados los superiores por azulejos azules lisos. La fachada lateral ofrece análoga construcción, pero es más pequeña y sencilla, de un solo cuerpo.

Tres espaciosas naves, separadas por arcos de medio punto, que voltean sobre robustos machones, adornados con pilastras del orden dórico y un amplio crucero, cubierto por airosa media naranja, con linterna, forman el templo, edificado todo de ladrillo. La central es de medio punto, con arcos fajones y lunetos a los lados, y las laterales, bastante más bajas, son vahidas. A los pies del templo tiene espaciosa tribuna, sobre la cual hállase el órgano. En las pechinas de los cuatro arcos que sostienen la cúpula, están pintados los cuatro evangelistas, adornados por yeserías barrocas.

Su retablo mayor es de madera tallada y dorada; consta de dos cuerpos y aun cuando sencillo, participa del gusto barroco. En su hornacina principal venérase al santo titular, y en el segundo se coloca el manifestador, en los intercolumnios hállanse las efigies de los Santos Pedro y Leandro, Isidoro y Fernando, todas de muy escaso mérito.

Situada en la cabecera del lado del evangelio hállase la capilla Sacramental, en cuyo altar venérase una imagen de la Concepción, de escaso mérito, adornado con las pequeñas esculturas de San Miguel, San Agustín, Santo Tomás y la Fe, atribuidas a la Roldana, y hay también otro altarito con una pintura de la Virgen del Reposo, de poco interés. En el testero del brazo de la cruz, colocado en sencillo retablo, luce el hermoso lienzo del Juicio Final, obra notabilísima de Francisco de Herrera el viejo, tal vez la más grandiosa que brotó de sus fecundos pinceles, cuya conservación deja bastante que desear, pues tiene dos agujeros y su tercio inferior hállase estropeado por los salpicones de la cera.

En el altar inmediato hay una endeble efigie del Señor atado a la columna, y nada tenemos que observar en él. Pasada la puerta, hallamos el dedicado a Santa Rita, con otras imágenes que también carecen de mérito. En la cabecera de la nave de la epístola, en un retablo barroco, venérase a Nuestra Señora del Patrocinio con San Antonio y San José, la primera, imagen de vestir, y las tres sin importancia. En el testero del brazo de la cruz, las efigies del Cristo de la Salud y María Santísima del Refugio, San Juan y la Magdalena. La primera es de las mejores que se conservan en esta ciudad y, de acuerdo con el erudito Pons, diremos que si con efecto, salió de las manos de Pedro Roldán, fue la más acabada y perfecta que produjo aquel escultor; las de San Juan y la Virgen son apreciables, y de ambas, la mejor la de San Juan. Siguen los altares de San José, de Nuestra Señora del Buen Aire y de Nuestra Señora del Tránsito, así llamada porque sobre la mesa del altar hay una urna con la efigie yacente de la Virgen, representada en aquel momento de su vida, obra del siglo XVII, procedente del extinguido convento de Santo Domingo de Portaceli. En el retablo hay un lienzo con la Anunciación, obra moderna y exenta de mérito. El último altar está dedicado a la Virgen del Rosario, imagen de candelero cuya cabeza, a pesar de los barnices parece buena, así como la efigie del Niño.

En los dos machones de los pies de la iglesia hay sendos alto-relieves, uno de los cuales representa a la Santísima Trinidad y el otro a la Virgen en actitud de ser coronada; ambos formaron una misma composición, y, colocado el primero sobre el segundo, se advierte claramente que constituyen un todo, de gran mérito, como obra del eximio Montañés en sus mejores tiempos. Las figuras son mayores que la mitad del natural, de inspiradas y místicas expresiones, de valiente ejecución en los desnudos y paños y perfectamente estofadas. ¡Lástima grande es que ambos relieves se hallen tan deteriorados!; pero de todos modos constituyen una página hermosa de la escultura sevillana.

 

LEEMOS: En la página nº 298 del libro “Sevilla pintoresca o descripción de sus más célebres monumentos artísticos” de D. José Amador de los Ríos, año 1844, lo siguiente:

SAN BERNARDO

Fue este templo edificado a fines del último siglo: consta de tres naves y está construido con mucha regularidad y buen gusto. En la nave de la izquierda hay varios retablos que poseen pinturas de primer orden por su relevante mérito. Sobresale entre todas el magnífico cuadro que representa el Juicio Final, debido al fecundo pincel de Francisco de Herrera, llamado el viejo, obra que en opinión de algunos artistas es una de las que más gloria la han alcanzado. En la parte superior del lienzo aparece el Salvador del mundo, en toda su gloria y majestad y rodeado de los apóstoles y otros santos, para juzgar a los vivos y a los muertos: en la inferior se ve un ángel que separa con una radiante espada de fuego los réprobos de los bienaventurados, cuyo pensamiento altamente cristiano fue desenvuelto por Herrera con mucha inteligencia. Las figuras que levantadas no ha mucho de los sepulcros, se ofrecen a la vista del espectador desnudas, están dibujadas con grande corrección y naturalidad y pintadas con maestría y brillantez de colorido.

Hay en el mismo lado una Cena de Jesús, ejecutada en 1622 por Francisco de Varela, poco conocida de los aficionados, y digna sin embargo de examinarse, por ser una de las más bellas producciones del mencionado autor. La figura es noble y gallarda y todas las cabezas de un efecto admirable. Encuéntrase en este mismo altar un excelente Crucifijo de escultura, atribuido equivocadamente por algunos a Juan Martínez Montañés, por ser obra de Pedro de Roldán, así como otras cuatro producciones de este género, de su hija Lucía, llamada la Roldana.

 

LEEMOS: En las páginas nº 146 y 147 del libro “HISTORIA CRÍTICA Y DESCRIPTIVA de las cofradías DE PENITENCIA, SANGRE Y LUZ, FUNDADAS EN LA CIUDAD DE SEVILLA; con noticias del origen, progresos y estado actual de cada una, y otros sucesos y curiosidades notables” de D. Félix González de León, Edición Facsímil, Ediciones Giralda S. L. Sevilla 1994, Edición original año 1852 lo siguiente:

SANTO CRISTO DE LA SALUD, Y MARÍA SANTÍSIMA DEL REFUGIO, sita en la parroquia de San Bernardo.

Modernísima es esta cofradía, acaso la más moderna de todas, pues no alcanza sus memorias más que hasta el año de 1764, que hizo su primera estación; por consiguiente, nada ha ocurrido en ella digno de referirse. A pesar de ser tan moderna, nunca ha estado en grande auge, y así se ve que en los 83 años que tiene de edad solo ha hecho su estación diez y seis veces, a grandes intervalos. Desde el año de 1813 no volvió a salir hasta el de 1839, en cuyo intermedio perdió los pasos y casi todos sus efectos, de modo que todo lo llevó prestado; y del mismo modo salió los años siguientes de 1840 y 1841: después ha vuelto a caer con el olvido, y no parece que existe. En la procesión lleva dos pasos; en el primero va el Señor Crucificado; y en el segundo la Virgen y san Juan Evangelista. La imagen del Señor es de muy buena escultura, ejecutada por Pedro Roldán con esmero y cuidado. Las de la Virgen y san Juan son de mediano mérito, y de incierto autor.

 

LEEMOS: En las páginas nº 68, 69, 70 y 71 del libro “Cincuenta aportaciones documentales a la historia de las Hermandades de Sevilla” de Varios Autores, Boletín de las Cofradías de Sevilla, Editado por: Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla, Sevilla 2009, lo siguiente: 

1938 – NUEVA IMAGEN MARIANA PARA LA HERMANDAD DE SAN BERNARDO 

José María Lobo Almazán* 

Aun cuando de sobra es conocido que el imaginero Sebastián Santos Rojas talló una nueva Dolorosa para la Hermandad de San Bernardo en el año 1938, y que desde entonces recibe culto bajo la advocación de María Santísima del Refugio por parte de todos los hermanos de esta Cofradía del Miércoles Santo, es cierto que si leemos la prensa de aquellos tiempos podemos sacar conclusiones totalmente distintas, ya que no se habla de “hacer una nueva imagen”sino de “restaurar” una ya existenteTodo tiene su explicación, y con este artículo se pueden despejar cualquier tipo de dudas existentes sobre la imagen de la Virgen del Refugio.

Dando un repaso a la prensa de los  primeros días del año 1939, fecha en que se bendice la nueva imagen de María Santísima del Refugio, podemos observar cómo se hace hincapié en la noticia de que el 1 de enero, a las 5 de la tarde, “en la iglesia de San Bernardo se llevará a cabo la bendición e imposición de nueva corona a la Virgen del Refugio”, acontecimiento que de igual manera anuncia la propia Hermandad mediante convocatoria de pared, manifestando textualmente: “Solemne Triduo que con motivo de la bendición e imposición de la nueva Corona a María Santísima del Refugio por Su Eminencia Rvdma. el señor don Pedro Segura y Sáenz, Cardenal-Arzobispo de Sevilla y Hermano Mayor Honorario de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Salud, de la Parroquia de San Bernardo se celebrará en dicho templo, el domingo día 1 de enero de 1939/

A las cuatro de la tarde, Solemne Bendición e Imposición de la Corona a la Santísima Virgen; plática de Su Eminencia Rvdma. el Sr. Cardenal-Arzobispo, terminándose con exposición del Santísimo Sacramento, bendición y reserva solemnes/ Días 2, 3 y 4 de Enero, a las siete de la tarde, exposición del Santísimo Sacramento, Santo Rosario, ejercicio del Triduo y Sermón, que predicará el M. R. P. Fray Claudio de Trigueros, Guardián del Convento de P.P. Capuchinos de esta Ciudad, terminándose con la Bendición y Reserva Solemnes/ Se ruega a los Hermanos y fieles la asistencia a estos Santos cultos/

La Santísima Virgen estará colocada para estos cultos en el paso en que hará estación a la Sta. Iglesia Catedral el próximo Miércoles Santo”.

Si tenemos ocasión de seguir investigando documentos de aquellas fechas, podemos ver como hasta incluso, la Comisión Diocesana de Arte Religioso da su informe favorable a “la restauración”, emitiendo Decreto el Arzobispado de Sevilla con fecha 24 de noviembre de 1938, con el siguiente texto: El Ilmo. Sr. Vicario Gral. del Arzobispado, se ha servido decretar con esta fecha lo que sigue: “Sevilla 23 de Noviembre de 1.938 = Vista la instancia de fecha 16 de los corrientes de la Hermandad-Cofradía de San Bernardo y visto asimismo el informe favorable de la Comisión Diocesana de Arte Religioso, por el presente venimos en decretar y decretamos:

Autorizamos al Sr. Director Espiritual de la Hermandad Cofradía del Stmo. Cristo de la Salud y Nuestra Señora del Refugio de la Parroquia de San Bernardo de esta Ciudad de Sevilla, en uso de las facultades que se nos confieren en el canon 1.279 S 4 para que pueda bendecir solemnemente la Imagen de la Ssma. Virgen del Refugio recientemente restaurada, y una vez bendecida pueda ser expuesta por la Hermandad a la pública veneración de los fieles. = lo decretó y firma el Ilmo. Sr. Vicario Gral. del Arzobispado, de que certifico. = Dr. Jerónimo Armario = Dr. Miguel Bernal = Sec. Canc.=”. Lo que de orden del mismo Ilmo. Sr. Vicario Gral. del Arzobispado, traslado a V. para su conocimiento y efectos consiguientes. Dios guarde a V. muchos años. Sevilla 24 de Noviembre de 1.938”.

Toda esta información, que nos puede llevar a pensar en una restauración, parte de la propia hermandad, que recibió con anterioridad la donación de una imagen Dolorosa existente en la Iglesia de Santa Catalina.

San Bernardo perdió sus imágenes titulares en el año 1936, y a partir de entonces tuvo que acometer la reintegración de todo lo perdido en los disturbios de aquel nefasto año. Se consiguió con fecha 12 de enero de 1938 la cesión por parte del Cardenal D. Pedro Segura de la sagrada imagen del Santísimo Cristo de la Salud, y con anterioridad se recibió una Dolorosa que poseía la Hermandad de la Exaltación, donada por el cofrade D. José Castro Mendoza, que fue bendecida, después de haber procesionado en la ciudad de Málaga, por el Cardenal Arzobispo de Sevilla, Dr. Almaraz y Santos, el día 14 de febrero de 1913. Ese mismo día salió por primera vez por las calles del barrio de Santa Catalina.

En esa Hermandad del Jueves Santo estuvo saliendo durante los años 1913 a 1933, ambos inclusive. Posteriormente al no recibir culto principal como Imagen titular y no cumplir con lo estipulado en el acta de donación, D. José Castro Mendoza acudió, en fecha 15 de mayo de 1937, a la autoridad eclesiástica para pedir la autorización correspondiente para poderla ceder a otra Hermandad que le diera culto como titular y la hiciera procesionar en Semana Santa.

Con fecha 26 de junio del mismo año, 1937, y a favor de la Hermandad de San Bernardo, se extendió un acta de donación entre el referido D. José Castro Mendoza y el Mayordomo de la Hermandad, D. Rafael Ruiz Garrido, según texto íntegro:

“En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

En la colecturía de la Iglesia de Santa Catalina Virgen y Mártir de la Ciudad de Sevilla, comparecen en el día de hoy, veintiséis de Junio de mil novecientos treinta y siete, ante mí, el Cura coadjutor y rector de la Parroquia de San Román y Santa Catalina.

Don José Castro Mendoza, mayor de edad y soltero, vecino de Sevilla, domiciliado en calle Lumbreras n° 6 de la collación de la Parroquia de San Lorenzo y

Don Rafael Ruiz Garrido, mayor de edad, casado, también vecino de Sevilla, calle Maese Rodrigo n° 12, perteneciente a la feligresía del Sagrario.

Presentes dichos señores me requieren para que oiga lo que convienen y testifique, después, autorizando este documento en el que consta la donación que hace Don José Castro Mendoza a la Hermandad del Santísimo Cristo de la Salud y María Santísima del Refugio de la Parroquia de San Bernardo de esta Ciudad, de una Imagen de la Santísima Virgen en sus misterios dolorosos, cuya donación se acepta, no obstante poder ser revocada si por parte de la Corporación donataria no se cumplieran algunas o todas las condiciones que se imponen, como precisas y necesarias, al instituirse esta donación.

Me dicen que concurren; el primero, por su propio derecho y representación y, el segundo, en nombre y representación de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Salud y María Santísima del Refugio establecida canónicamente en la Iglesia Parroquial de San Bernardo de esta Ciudad, la que lo ha designado, como mayordomo que es de la misma, para que en su nombre acepte y reciba la donación con cláusula revocatoria asegurándome que tiene integra y subsistentes las facultades otorgadas conforme a derecho y, ante estas manifestaciones, apreciando, por conocer a los comparecientes, que tienen capacidad mental y sobre la legal también, me aseguran que, no les está limitada por ningún concepto, accedo a que con mi presencia e intervención formulen el presente y a dicho efecto exponen.

Que en 1° de Septiembre de 1913, Don José Castro Mendoza, hizo donación de una Imagen de Nuestra Señora a la Hermandad de la Exaltación y por no haber cumplido esta Hermandad las condiciones que les impuso para la subsistencia de aquella donación y en el deseo del expresado Sr. Castro que la dicha Imagen no quede sin culto y veneración del pueblo cristiano, porque ama a la Santísima Virgen María, en los acerbos dolores al pie de la Cruz en el Calvario, sobre todas las cosas, después de Su Hijo Nuestro Señor, Jesucristo, a cuya Soberana Señora pide protección, mediación, amparo y refugio en esta vida y en la eterna a la que invoca para que no le abandone y le ayude a salvar su alma; y además, porque siendo muy entusiasta de las tradiciones seculares de Sevilla, muy especialmente de la Semana Mayor, quiere que pase a ser propiedad de otra Hermandad que le dé culto principal como Imagen titular y la saque en procesión, bajo palio, por lo que acudió en 15 de Mayo último a la Autoridad Canónica para pedir la autorización correspondiente, la cual le ha sido concedida por Decreto de su Eminencia Reverendísima El Cardenal Arzobispo de la Diócesis de fecha 12 del presente mes y año.

En vista de ello se conviene la donación con arreglo a las siguientes cláusulas:

Primero. Don José Castro Mendoza, dueño de la Imagen de María Santísima, Nuestra Madre y Señora, que se encuentra en la actualidad depositada en esta Iglesia, en la Capilla de la Exaltación, hace donación gratuita de Ella y de una corona de plata de camarín, que es de la Imagen, como acto de liberalidad, a favor de la Hermandad del Cristo de la Salud y María Santísima del Refugio establecida canónicamente en la Parroquia de San Bernardo para que sea de su propiedad, siempre que deje cumplidas las condiciones que en la cláusula siguiente se  establecen.

Segunda. Que impone a la Hermandad donataria como condiciones, precisas y necesarias, para que subsista la donación: A) que ha de ser dicha Imagen la titular de la Cofradía. B) que se le dará, bajo la advocación de María del Refugio, el culto que marquen las reglas de la citada Hermandad. C) que ha de ser la única que salga en procesión, en Semana Santa, bajo palio, cuando la Hermandad lo reconstruya, tantas veces acuerde hacer estación a la Santa Iglesia Catedral. y D) que no la podrá enajenar, donar ni prestarla.

Tercero. Al dejarse de cumplir por la Hermandad donataria, todas o algunas de las condiciones consignadas en la cláusula anterior queda por revocada y resuelta la donación, bien a instancia del Sr. Castro o del Eminentísimo Señor Cardenal, si el donante hubiese fallecido, el que dispondrá que pase a otra Hermandad, Comunidad o Iglesia, desde luego de Sevilla, para que le de culto, pues es su voluntad de que siempre lo reciba tan singular y bella Imagen para mayor gloria de Dios y María Santísima Nuestra Señora y Madre.

Cuarto. Don Rafael Ruiz Garrido, en nombre y representación de la Hermandad de San Bernardo, acepta para que tenga eficacia jurídica, la donación que Don José Castro hace de la Imagen y corona, quedando enterado de las condiciones a que se supedita, la misma; prometiendo, en nombre de la citada Cofradía, que se cumplirán para que subsista y, solemnemente, hace constar, el agradecimiento de la Corporación que representa, como el suyo, por el acto de liberalidad que Don José Castro realiza, pidiéndole y rogándole a la Santísima Virgen le premie esa obra cristiana y de buen sevillano.

Quinto. Que este documento, que por triplicado se firma, deberá transcribirse integro en el libro de actas de la Hermandad de San Bernardo.

Y como no tiene más que hacer constar extiendo este documento, por triplicado, a un solo efecto, y que dejo redactado, asesorándome del letrado del Ilustre Colegio de Sevilla que a la vez es Hermano Mayor de la Hermandad Sacramental de esa Santa Iglesia, Don Eladio García Borbolla y Sanjuán al que requiero como testigo, a igual que hago con Don Guillermo Carrasquilla Rodríguez,, Consiliario 1° de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y Nuestra Señora de la Esperanza, para que testifiquen y firmen conmigo y las partes el presente.

Por mí el infrascrito Cura coadjutor y rector de la Parroquia de San Román y Santa Catalina Virgen y Mártir, se leyó, en voz alta, este documento a presencia de los testigos y partes los que también lo hacen para sí y mostrando estos últimos libremente su conformidad, autorizan con su firma los tres ejemplares, retirando cada uno el que le corresponde y quedándome con el tercero, pues me encargan lo eleve hasta la Secretaría de Cámara de su Eminencia Reverendísima el Sr. Cardenal Arzobispo de Sevilla, terminando el acto alabando el Dulce Nombre de Jesús Sacramentado y el de su Madre Pura y Limpia Concepción Señora Nuestra María Santísima”.

Efectuada la donación, la imagen llega a la Hermandad y ésta decidió restaurarla, cambiándole sobre todo la posición de la mirada, que hasta entonces era hacia arriba. La labor la lleva a cabo el imaginero Sebastián Santos, pero al devolverla, no agradó a la Junta de Gobierno la fisonomía de la Virgen, y de nuevo fue devuelta al escultor, para que la retocase. Éste, un tanto contrariado, la destruyó e hizo una nueva por la que cobró la cantidad de 1.500 pesetas.

La Hermandad vio, de esa forma, cumplida su aspiración de volver a tener una imagen hermosa a la que rendirle culto, pero, al mismo tiempo, incumplió el contrato de cesión, no pudiendo devolver la imagen donada, y teniendo entonces que divulgar que la nueva imagen era una restauración de la cedida por D. José Castro Mendoza.

 *Publicado en el número 473, de julio de 1998, páginas 55 a 59

 Fuentes documentales:

-(A)RCHIVO DE LA (H)ERMANDAD DE (S)AN (B)ERNARDO. Convocatoria de pared del Solemne Triduo y Bendición e Imposición de la nueva corona a María Santísima del Refugio.

-A H S B. Decreto del Arzobispado de Sevilla, Comisión Diocesana de Arte Religioso. Sevilla, 24 de Noviembre de 1.938.

-A H S B. Segunda copia del acta de donación que hace de una Imagen de Nuestra Señora, Don José Castro Mendoza a la Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Salud y María Santísima del Refugio de la Parroquia de San Bernardo, representada por su Mayordomo, Don Rafael Ruiz Garrido. 26 de Junio de 1937.

Bibliografía:

LOBO ALMAZÁN, José María: “Solemne Bendición e Imposición de la nueva corona a María Santísima del Refugio”, en Boletín de la Hermandad de San Bernardo, n° 35, enero de 1989.

El Correo de Andalucía, 1 y 2 de enero de 1.939.

CARRERO RODRÍGUEZ, Juan: “Anales de las Cofradías Sevillanas”. Sevilla, 1984.

 

LEEMOS: En las páginas nº 101, 102, 103 Y 104 del libro “Los palios de Sevilla” de Rafael Jiménez Sampedro, Ediciones Culturales Andaluzas, Sevilla 1998, lo siguiente:

 

María Santísima del Refugio

Hermandad de San Bernardo

Parroquia de San Bernardo

La actual imagen de la Virgen del Refugio data de 1938 y es obra de Sebastián Santos Rojas. El propio autor en 1967 le coloca un nuevo candelero, volviendo a intervenir sobre la talla en 1972, a la que vuelve a policromar.

Paso

De estilo neobarroco, tiene palio de terciopelo burdeos, bordado en oro y sedas de colores, con bambalinas que combinan la malla, de forma polilobuladas, con fleco de madroños y cordones con borlas en los paños frontal y trasero, formando crestería en la parte superior, rematando en el frontal y la trasera en la corona real, bajo el que se representan los escudos de España y Sevilla, respectivamente. La gloria tiene una representación de Santas Justa y Rufina. El techo de palio es la única pieza que se conserva del original bordado en el taller de Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1929, siendo las bambalinas fieles reproducciones de las realizadas simultáneamente con aquél, destruidas en 1936, y ejecutadas por el taller de Sobrinos de José Caro en 1939.

Este paso presenta en su delantera diez jarritas con flores, el llamador en el centro y, tras él, una reproducción del templete existente en la Plaza del Triunfo, junto al Archivo de Indias. El juego de jarras data de 1940, obra de José Moguel y el llamador es de Antonio Cruz Huertas y Manuel Frías, de 1966, mientras el templete, reproducción del anterior, se estrenará en la próxima Semana Santa, realizado por José Manuel Ramos.

Ciento doce candeleros en total, incluyendo todos los laterales que más tarde se describen, iluminan la delantera del paso, colocados en un total de nueve tandas, más otros exteriores y a los lados de la imagen. Este paso tiene un total de treinta velas rizadas, diez de ellas, pequeñas, en la primera tanda; otras doce, también pequeñas, flanquean por parejas a las jarras entrevarales; dos más se sitúan en las esquinas, delante del varal maestro, y su tamaño es un poco mayor a las citadas; dos más, medianas, van en el exterior de la sexta tanda, a la altura del segundo varal; una pareja de velas rizadas grandes ocupan un lugar central en la tanda más cercana a la imagen y; finalmente, una pareja del mismo tamaño flanquean a la talla y van situadas tras ella, alineadas con el cuarto varal. La candelería se distribuye de la siguiente forma: seis en la primera, ocho en la segunda, diez en la tercera, doce en la cuarta y quinta, catorce en la sexta, doce en la séptima, catorce en la octava y diez en la novena. Este conjunto de piezas se realizó en al taller Viuda de Villarreal en 1983 y 1989.

Los laterales presentan cuatro jarras, la primera más pequeña, dos medianas y una grande, y el basamento del candelabro de cola. Éste tiene once brazos, finalizados en guardabrisas con coronillas, y presentan dos ángeles de madera policromada en su basamento. Además, cada entrevaral lleva dos jarritas con flores flanqueando a las jarras y candelabro de cola y, como queda dicho, los tres primeros tienen una pareja de candeleros con velas rizadas. El juego de jarras corresponde a José Moguel, en 1940, los candeleros al taller Viuda de Villarreal, en 1983, mientras que los candelabros de cola son de Orfebrería Ramos en 1993.

La peana está calada y se sitúa en el centro de las andas, yendo la imagen colocada algo retrasada con respecto al centro geométrico del paso. Su autor fue Eduardo Seco Imberg en 1928.

Los respiraderos son rectilíneos y llevan acopladas maniguetas, que finalizan en un borlón. Orfebrería Ramos realizó en plata de ley sobredorada esta pieza en 1996. Los faldones son de terciopelo burdeos, bordados en oro por Sobrinos de José Caro en 1940, llevando representada en sedas en el frontal a Santa Bárbara y en los laterales las inscripciones SALUS INFIRMORUM y REFUGIUM PECATORUM.

El varal tiene basamento circular, cinco tramos, separados por nudetes de sección hexagonal sobredorados, rematando en perillas y llevando colgando cordones con borlas. Los realizó el orfebre Francisco Sironi en 1939.

Ornamentos

Viste saya blanca bordada en oro, alternando el uso de una realizada en tisú de plata blanco en 1927 por Juan Manuel Rodríguez Ojeda, y otra del año 1988, de Juana María Ibáñez. El manto es de terciopelo burdeos, bordado en oro y sedas de colores, realizado por el taller de Sobrinos de José Caro en 1944, reproduciendo el perdido en 1936, ejecutado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1929. En 1939 estrena su actual corona debida a Manuel Seco Velasco, que consta de canasto redondo calado, ocho imperiales, ráfaga igualmente calada en cuyo centro figura el escudo de la Hermandad, rodeada por grupos de rayos plisados y roleos pareados, rematada por Cruz de pedrería sobre el globo terráqueo.

Antecedentes

González de León, en 1852 no describe el paso de la Virgen del Refugio, que no salía desde 1841, y tan solo señala que iba acompañada por San Juan Evangelista. En 1881 reanuda sus salidas procesionales la Hermandad, estrenando palio negro bordado en oro y yendo la Virgen acompañada por San Juan. Bermejo, en 1882 señala que llevaba paso con peana y varales de metal, no indicando cómo eran ni el palio ni el manto. En 1884 saca nuevo palio. A finales de siglo, por litografías podemos conocer que llevaba de veinticuatro a cuarenta y ocho velas en la delantera, de las cuales diez iban en dos candelabros de cinco brazos, y las restantes en candeleros sueltos, con doce situados en cuatro candelabros de tres luces en la delantera de la peana, mientras en la delantera había, además, dos jarras y un relicario, y en los laterales, otras tres jarras, por detrás tenía un candelabro de cola de cinco luces finalizados en guardabrisas, y el dibujo parece recrear a los faldones como confeccionados en tela de damasco, además, los varales, de sencilla factura, presentan unos escuetos basamentos. En 1901 estrena candelería, en 1903 palio diseñado por Tova Villalba y bordado en el taller de Juan Manuel Rodríguez Ojeda y aumenta el número de candeleros, en 1906 saca nuevo techo de palio bordado, que incorpora escudos tallados en madera y una gloria pintada, realizado por José Ordóñez, Manuel Tova Villalba y Gil Gallangos, cordones y borlas, candelería, respiraderos y faldones bordados sobre terciopelo negro, mientras el manto se restaura por Concepción Requena, que, respetando el dibujo original, obra de Antonio Amians, añade otros consistentes en un total de ciento setenta y ocho manzanas y seis cabezas de ángeles, además borda los faldones, en terciopelo negro, como el manto, en los que aparece el escudo de la Hermandad y, por otra parte, se conoce que ya llevaba diez velas rizadas en la delantera. En 1912 estrena un nuevo palio bordado en oro sobre terciopelo carmesí, realizado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda, y respiraderos, obra de Cristobal Ortega y en 1913 estrena otra candelería, del mismo autor. Hasta 1925 no incorpora nuevas piezas, al estrenar un juego de jarras, realizadas en Alemania, y en 1926 una nueva candelería, en 1927 son nuevos los respiraderos y varales de Eduardo Seco Imberg, fleco de las bambalinas y borlas, hechos en el convento de las Trinitarias, faldones con broches dorados, candelería y jarras, en 1928 estrena jarras, candelería y manto, de Juan Manuel Rodríguez Ojeda y en 1929 estrena su palio, del mismo autor, un juego de jarras hechas en plata de ley en la Fábrica Nacional de Armas de Artillería, de Toledo, procediéndose además a dorar los varales, así como faldones con broches bordados y candelabros de cola. En 1931 saca faldones bordados, de Rodríguez Ojeda y jarras de Francisco Sironi en 1939. Los candelabros de cola, de Cruz y Frías en 1969, actualmente en la Hermandad de Torreblanca y reproducidos en los actuales, son el último elemento incorporado al paso que no se conserva en él.

En cuanto a imágenes previas, la primera dolorosa titular destruida en 1936 se atribuía a Montes de Oca, en el siglo XVIII. En 1937 sale una nueva imagen, procedente de la Hermandad de Santa Catalina, a la que retocó Sebastián Santos, antes de tallar a la actual. En 1927 estrenó una corona obra de Eduardo Seco Imberg.

 

LEEMOS: En las páginas nº 55 y 56 del libro “Parroquias de Sevilla” de Santiago Montoto, Biblioteca Hispalense ABC, Barcelona 2001, lo siguiente:

LA DE SAN BERNARDO

El extraordinario desarrollo que alcanzó Sevilla en el siglo XVI y por ende el aumento de su población, que, no cabiendo en el recinto amurallado, se extendió por las afueras y huertas próximas, hizo que la primera parroquia sevillana, la de San Clemente, conocida por el Sagrario de la Catedral, fuera insuficiente para cumplir con eficacia su misión de administrar los Santos Sacramentos en lugares muy apartados del templo parroquial. Así pues, para evitar estos inconvenientes, creó el Cabildo de la Catedral una nueva parroquia en el arrabal de San Bernardo que sirviese de ayuda y capilla a la de San Clemente.

No puede precisarse el año exacto de la erección de esta parroquia, pero consta que la primitiva iglesia se hacía en 1595. Este templo fue sustituido por el que hoy se ve, construido en los años de 1778 a 1795. La portada principal, a los pies de la iglesia, es de ladrillo agramilado, de dos cuerpos, jónico y dórico, rematada con el emblema de la Catedral hispalense. La torre consta de tres cuerpos, el último en forma de linterna adornada con azulejos.

Tiene el templo tres naves separadas por pilares y arcos de medio punto. El crucero está cubierto por una cúpula semiesférica con linterna. En las pechinas, los cuatro Evangelistas pintados y encerrados en grandes marcos de yeso con adornos barrocos.

En el altar mayor se venera la efigie de San Bernardo, abad, escultura de mediano mérito. En la capilla del Sagrario estaban las esculturas de San Miguel, San Agustín y Santo Tomás, atribuidas a la Roldana.

En la nave del Evangelio, en el primer altar, se admira el magnífico cuadro de Herrera el Viejo, hecho por encargo de la Hermandad de las Ánimas, de esta parroquia, en el año 1638. Representa el Juicio Final. En la parte superior del lienzo aparece Jesús glorioso, rodeado de la Virgen, los apóstoles y otros santos, para juzgar a la Humanidad. En la parte inferior, el Arcángel San Miguel, con su espada de fuego, separa a los réprobos de los justos. Dice de esta pintura Palomino que los personajes representados parecen de bulto, por la grande pasta de color que tienen, y elogia la fuerza del claroscuro. Ceán Bermúdez señala el contraste de los condenados, que llenos de confusión y dolor van a ser precipitados en el infierno, con los bienaventurados llenos de placer y gratitud. Herrera el Viejo cobró por este cuadro 250 ducados de moneda de vellón.

En los sucesos revolucionarios de 1936 fueron quemados muchos objetos del culto, cuadros y altares de esta parroquia. Entre otras obras de mérito consumidas por las llamas figuran los magníficos altorrelieves de Martínez Montañés que representaban la Coronación de la Virgen y la Trinidad, procedentes del desaparecido convento de Santo Domingo de Portacoeli. También perecieron las imágenes de la Cofradía de Penitencia del Cristo de la Salud y Nuestra Señora del Refugio.

Esta feligresía se vio mermada a fines del siglo XVI, pues de ella se separó toda la parte de extramuros y Campo de los Mártires para formar la parroquia de San Roque.

Esta collación fue la sede de la torería andaluza, sin duda, por estar en su territorio el atadero, donde muy cerca fundó Fernando VII la Escuela de Tauromaquia.

Las mocitas de este barrio lucían su gracia en la antaño famosa velada de San Bernardo, que con las de San Juan, Santa Ana y San Roque, eran las más populares de la Sevilla romántica. ¡Alegres veladas desaparecidas en malhora a manos de los enemigos de lo clásico, de lo castizo y de lo típico y pintoresco!… En ellas se oía cantar:

Para caras bonitas

La Macarena

para cuerpos garbosos

las trianeras; para buen pelo,

San Bernardo, San Roque

y el Barrezuelo

 

LEEMOS: En las páginas nº del 129 al 132 del libro “SEMANA SANTA EN SEVILLA” “Historia de la Semana Santa de Sevilla y descripción de las Cofradías que hacen estación durante la misma a la Santa Iglesia Catedral (1899)” de Francisco Almela Vinet, Córdoba 2003, lo siguiente:

24, COFRADÍA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA SALUD Y MARÍA SANTISIMA DEL REFUGIO (Cofradía de San Bernardo)

Parroquia de San Bernardo

En extremo curioso es el origen de esta Cofradía. Por los años de 1748, dos muchachos cuyos nombres conserva la historia, pues el uno se llamaba Juan Severino y Juan Rodríguez el otro que vivían en el barrio en una calle que ha desaparecido y se encuentra dentro del recinto de la fundición de Artillería, se ocupaban todos los días en pasear por su calle una Imagen de barro de pequeñas dimensiones, representando al Señor con la Cruz a cuestas y que ellos nombraban de las Tres Caídas. Después se le unió otro de la misma calle nombrado Antonio Alonso Sánchez, el cual compró un Señor Crucificado que le llamó de la Salud y una Virgen que dijo ser del Patrocinio. De esta suerte estuvieron algunos años, hasta que ahogado el Severino extrajeron los otros muchachos los pasos de la casa de éste y se fue aumentando el número de hermanos y haciendo más formalmente sus procesiones, pues destinaron el Domingo de Ramos para efectuarla saliendo de la casa del Rodríguez, andaba por la calle de la Iglesia, llevando dos pasitos y sus correspondientes insignias de papel. Así permaneció algunos años, hasta que ya mayores solicitaron permiso para establecer una Cofradía en forma, y conseguido éste de la autoridad eclesiástica formaron sus reglas, y en el año de 1762 salió por primera vez la Cofradía de la Parroquia donde se estableció, en igual día que los años anteriores, pero con mayor lucimiento y llevando el Cristo Crucificado que estaba en lo alto del altar de la Sacramental. En el año siguiente repitieron la procesión haciendo estación a San Benito, en cuya Iglesia entró, llevando una efigie del Señor Crucificado que el Prior del Convento de Santo Domingo de Porta-Celi les prestó y una Virgen que habían hecho nueva, dándole el título del Patrocinio. Aumentada rápidamente esta Hermandad y puesta a la altura de las demás, en 1764 hicieron estación a la Santa Iglesia Catedral por primera vez, en la tarde del Miércoles Santo. Por disidencias ocurridas con la Hermandad de la Santa Cruz y Nuestra Señora del Patrocinio establecida en la misma Parroquia, variaron la advocación de la Virgen titulándola del Refugio con que hoy se conoce. El Miércoles Santo de 1765 hicieron su segunda estación a la Catedral llevando en ella al Señor de la Salud de dicha Parroquia, cuya autorización obtuvieron, y la Virgen con su nuevo título del Refugio, llamando tanto la atención en el barrio y moviendo a devoción en tales términos que pocas personas quedaron en él que no siguieran y acompañaran a la Cofradía en su estación, siendo tan grandes las demostraciones de afecto, cariño y devoción a las Imágenes, muy en particular a la Sagrada efigie del Señor de la Salud, que su entrada en la Iglesia presentó una escena por demás conmovedora y sublime, al par que tierna y edificante. Con algunas interrupciones siguió haciendo estación en los años sucesivos con el mismo lucimiento hasta el año de 1813, mas después ocurrieron mil vicisitudes que la redujeron a la mayor postración. La venta de los pasos y disgustos que otras causas produjeron, ocasionaron la retirada de sus más fervorosos cofrades, quedando por lo tanto completamente arruinada la Corporación y casi extinguida. En tan triste situación continuó hasta el año de 1832, que condolidos los pocos hermanos que quedaron y asociados a otros no pertenecientes a la Corporación consiguieron reanimarla y hasta hacer estación en dicho año, llevando los pasos prestados de la del Despedimiento. Ha seguido esta Hermandad teniendo sus altas y sus bajas que omitimos de enumerar, hasta el año de 1881, que debido a la piedad de algunas personas y muy en particular al celo del activo párroco de San Bernardo, consiguieron reanimarla, estrenando en la estación que hizo dicho año, pasos, ropas, insignias y cuanto, es necesario para esta clase de actos, y todo bien costeado.

En la Cofradía lleva dos pasos.

En el primero, va la Imagen del Señor Crucificado con el título de la Salud, escultura de singular mérito, lo mejor construido por Pedro Roldán, con la Magdalena al pie de la Cruz en actitud de orar. El paso de estilo gótico, construido en 1881 en los talleres de D. José de la Peña y Ojeda, es de muchos efectos y bien ejecutado.

El otro Paso, lleva la Santísima Virgen del Refugio bajo palio con varas y peana de plata rul, costeadas en el citado año. Luce la Señora túnica y manto de terciopelo negro ricamente bordado de oro, así como el palio que es de igual tela y bordadura.

El escudo de esta Hermandad es la Cruz, el báculo y la mitra en campo morado.

Los nazarenos usan túnicas negras de percalina y cinturón de pita.

Hace estación a la Santa Iglesia Catedral el Jueves Santo por la tarde.

 

LEEMOS: En las páginas nº 121, 122, 123 y 124 del libro “Sentimientos de Pasión” de Autores Varios, Ediciones Prensa Española, Madrid 1999, lo siguiente:

Sentimientos de Pasión

San Bernardo

La Hermandad del Santísimo Cristo de la Salud y María Santísima del Refugio fue fundada en el arrabal de San Bernardo por unos niños, en el año 1748. Salió en 1762, si bien sus primeras reglas datan de 1764. San Bernardo fue otra de las hermandades que perdió sus imágenes titulares y enseres a causa de los disturbios de 1936. Dos años después le fue cedido el Crucificado al que da culto, imagen de 1669 atribuida a Andrés Cansino que se encontraba en la Escuela de Cristo. La Virgen del Refugio es debida a Sebastián Santos y data de 1938.

Vinculada históricamente al Arma de Artillería, por iniciativa de la Hermandad de San Bernardo fue agregado en 1946 el título de Mariana a Sevilla.

Desde 1967 está fusionada con la Sacramental de su parroquia.

Tan pronto como estos -pasos- descienden a la calle Almonacid y son rodeados por el gentío, se afirma la armonía de un barrio, la íntima trabazón de sus gentes con la cofradía propia. En este barrio, como en los otros, podemos intuir una metafísica espontánea y advertir, si queremos, que, por la Hermandad, que cumple su estación de penitencia entre el júbilo vegetal inherente a la primavera, el sevillano o la sevillana asciende a la teología. No hay nada que preguntar a la mocita de San Bernardo (…) la respuesta la brinda la luz que centellea en sus ojos.”

(José María del Rey Caballero. Sevilla, 30 de marzo de 1952)

“En San Bernardo reina la Virgen del Refugio sobre su dorado paso, trono de amor, que le levantaron sus cofrades y devotos en alarde filial de afectos; Virgen del Refugio, que parece que nos baja del cielo cuando la vemos descender por el puente de su barrio para lucir su hermosura por las calles de Sevilla, y a las últimas horas de la noche del Miércoles cuando la Virgen regresa, parece que siente pena de abandonar a la Sevilla que la invocó con amor, y entonces sube lentamente, en ascensión trabajosa y difícil…”

(José Luis de la Rosa Domínguez. Sevilla, 15 de marzo de 1953)

“Oración de las manos que se alargan para acariciar con fe y con amor las flores del Palio de la Virgen del Refugio, cuando a altura de balcones, la Madre del Barrio pasa por la calle Gallinato con sus ojos llorosos, escudriñando por aquellas alcobas modestas de San Bernardo, para repartir Gracias de su Corazón.”

(Juan Moya García. Sevilla, 30 de marzo de 1963)

 

LEEMOS: En la página nº 27 del libro “SEVILLA FIESTAS DE PRIMAVERA 1906” Anónimo Facsímil Extramuros Edición S. L., Sevilla 2008, lo siguiente:

 

SANTO CRISTO DE LA SALUD

En este paso muéstranse el Señor Crucificado, magnífica escultura de Roldán, y la Magdalena al pie de la Cruz en actitud de orar.

El paso, de estilo gótico, es de buen efecto y ejecución cuidadísima.

Los nazarenos usan túnicas negras y cinturón de pita.

Constituyen el escudo de la Hermandad una cruz, un báculo y una mitra con campo morado.

MARÍA SANTÍSIMA DEL REFUGIO

Aparece la Virgen bajo palio de terciopelo bordado en oro, con varas de plata, y luciendo túnica y manto también de terciopelo negro bordados en oro.

La peana de la Imagen es de plata rul, como los varales del palio.

Dicha efigie intitulose en principio del Patrocinio, llevando su actual advocación desde 1765.

 

LEEMOS: En las páginas nº de la 209 a la 215 del libro “Anales de las Cofradías Sevillanas”, Edición II, de D. Juan Carrero Rodríguez, año 1989, lo siguiente:

REAL E ILUSTRE HERMANDAD SACRAMENTAL DE LAS ANIMAS BENDITAS Y COFRADIA DE NAZARENOS DEL SANTISIMO CRISTO DE LA SALUD, VIRGEN DEL REFUGIO, SANTA CRUZ Y NUESTRA SEÑORA DEL PATROCINIO, SANTA BARBARA Y SAN BERNARDO.

Allá por la década de los cuarenta del siglo XVIII, un grupo de muchachos del barrio de San Bernardo se entretenía paseando por sus calles una inocente y modesta procesión, con una imagen de barro del Señor con la Cruz a cuesta, al que dieron el título de las Tres Caídas. Este paso, que sacaban diariamente, se montaba y guardaba en una casa de la antigua calle Tapada, en la que vivía Juan Severino y Juan Rodríguez, artífices de esta primitiva gesta.

En el año 1748 se incorpora al grupo otro joven, llamado Antonio Alonso Sánchez, que, con algo más de ambición que sus antecesores, propone la adquisición de un Crucificado y una Dolorosa, ambos de barro, cuya proposición es aceptada por el grupo, dándole a la primera imagen la advocación de Cristo de la Salud y a la segunda Ntra. Sra. del Patrocinio, haciéndose, además, el firme propósito de encauzar al grupo como pequeña corporación y organizar todos los años una procesión que recorrería las calles del barrio en el tarde del Domingo de Ramos. Así, de esta modesta manera, pero con la ilusión que ponen los hombres de Sevilla en sus procesiones de Semana Santa, salieron devotamente durante algunos años del domicilio de uno de estos jóvenes para hacer estación en la plaza de la iglesia, con sus pasitos y sus correspondientes insignias de papel.

Pero estos muchachos crecieron, y con ellos crecieron también sus ilusiones de cofrades y su amor a Cristo, por Francisco Pérez, Juan Piñales, Juan Asensio, Juan de los Ríos, Pedro Villegas, Félix Pérez de Alarcón, José de Baras, Juan Sánchez, Juan Bautista, Cristóbal González, Diego Eusebio Pulido, Gaspar Rubio, Vicente Briones de Campos, Manuel López y Juan Pérez, en el año 1762, por una reunión celebrada con Juan A. de Villanueva y Albendía, cura párroco de San Bernardo, consiguen que éste les permita sacar la procesión con una imagen del Crucificado existente en esta iglesia.

En el año 1763, y en contra de la oposición del provisor, D. José Aguilar Cueto, que se negó a que fueran aprobadas sus Reglas, el cardenal Solís, sin embargo, comprendiendo el esfuerzo y amor puesto por estos jóvenes, les da el oportuno permiso para que pudieran hacer estación en la tarde del Lunes Santo, acompañados por el cura.

Félix González de León, en su obra “Historia Crítica y descriptiva de las Cofradías, editada en 1852, dice de esta Hermandad “que en ochenta y tres años que tiene de vida esta Corporación hizo sólo su Estación de Penitencia dieciséis veces, a grandes intervalos”. Sin embargo, hoy podemos decir que aquello que comenzó como un entretenimiento de muchachos ha llegado en nuestro tiempo a tener el carácter de Cofradía seria y comprometida, siendo una de las Corporaciones que más hermanos nazarenos sacan en sus filas, que posee unos pasos de gran belleza y armonía, habiéndose adaptado perfectamente a las necesidades y exigencias de la Iglesia actual, manteniendo con la parroquia una colaboración total, hasta el punto de formar un bloque con ello.

El 18 de julio de 1936, con motivo de la guerra civil española, sufrió seriamente los acosos y ataques a la iglesia, perdiendo sus imágenes titulares, que después de destrozadas fueron pasto de las llamas, al igual que otros muchos de sus enseres procesionales. El Crucificado, considerado como una de las mejores imágenes sevillanas, quedó corbonizado, conservándose en las dependencias de la Hermandad sus restos, como tesoro y reliquia, convertido en sagrado leño.

Las perspectivas no podían ser más desalentadoras después de la sacrílega cometida en este templo, pero como lo principal es el culto a Dios, llegando El a través de sus imágenes, el prelado de la Archidiócesis autorizó el que esta Hermandad pudiera disponer, aunque en calidad de depósito, de una bella efigie, representando a Jesucristo en la Cruz, que pertenecía a la Santa Escuela de Cristo de la Natividad. Asimismo, se pudo encargar al escultor Sebastián Ramos Rojas la creación de una nueva imagen para la Dolorosa.

Desde que en el siglo XVIII, en sus comienzos, aquellos muchachos sacaran la imagen Dolorosa en barro, han venido demostrando su amor a la Madre a través de los tiempos, y como colofón a este amor, el 10 de junio de 1945, el entonces hermanos mayor, D. Antonio Filpo Rojas, que lo fue durante treinta y cinco años, con motivo de una cena homenaje que se celebra en su honor, solicitó en nombre de la Hermandad que en el escudo de la ciudad de Sevilla se agregara como lema el de “Muy Mariana”, petición que fue aceptada por la Corporación Municipal, figurando en el citado lema en el escudo desde el mes de noviembre de 1948.

Es también importante la labor de caridad que ejerce esta Hermandad en un barrio como este de San Bernardo, destacando, entre otros, el patrocinio de la guardería infantil “Virgen del Refugio”, al que cuida y mima de Viviendas para que los vecinos de esta feligresía no tengan necesidad de peregrinar a otros lugares de la ciudad, y el socorro a cuantos necesitados se lo solicitan.

En 1967, por decreto de la autoridad eclesiástica, se une con la Hermandad Sacramental de la parroquia, dándose la curiosa circunstancia de que este año, justamente dos siglos y tres años después de haber mantenido pleito con la parroquia, obtiene el título de la Santísima. Virgen del Patrocinio, que había utilizado en escasos años de su vida corporativa, y que le sería retirado en 1764.

Es conocida esta Hermandad por la de “San Bernardo”, por el barrio en que está erigida, y también por la de los “toreros”, quizás porque, al parecer, perteneció a ésta el conocido matador Francisco Arjona Reyes “Cuchares”, habiéndole seguido en la Hermandad otros muchos maestres de este arte tan español.

17-1-1669. De esta fecha data la ejecución de la imagen del Crucificado que posee la Hermandad en calidad de depósito, y que procede de la Santa Escuela de Cristo de la Natividad, según documentos encontrados por Sánchez Castañer en las actas de esta Asociación. Su traza responde a las obras realizadas en el taller de Pedro Roldán.

4-1762. Sale por primera vez en procesión la Cofradía, haciéndolo con un solo paso, en el que aparece sobre el monte Calvario la imagen del Crucificado que coronaba el altar de la sacramental de la parroquia de San Bernardo.

18-3-1763. Tras haber conseguido la oportuna autorización del cardenal Solís, efectúan su salida procesional este año en la tarde del Lunes Santo, y lo hacen con dos pasos: en el primero aparece el Crucificado, que pertenecía al convento de Sto. Domingo, y que habitualmente presidía la sala de Profundis, y en el segundo, bajo palio, la imagen de una Dolorosa, de nueva creación y autor desconocido, que bajo la advocación de Ntra. Sra. del Patrocinio había sido realizada para esta Corporación. El montaje de los pasos se realizó en el convento de Santo Domingo, siendo trasladados procesionalmente a la parroquia de San Bernardo en la tarde del Domingo de Ramos, formando parte de la comitiva los componentes de la comunidad de Porta Coeli y entrando en la parroquia entre repiques de campanas; el barrio se unió a esta efeméride, adornándolo e iluminándolo y organizando numerosos concursos.

11-4-1764. El cardenal D. Francisco Solís aprueba sus primeras Reglas constitucionales, estableciendo como día para efectuar su estación penitencial la tarde del Miércoles Santo.

18-4-1764. Efectúa su primera salida penitencial a la S.I.C., y lo hace con un solo paso, el del Crucificado. En este día, y debido a que la parihuela de que disponen no es capaz de conducir a la imagen del Sto. Cristo de la Salud, perteneciente a la parroquia, se van obligados a sacar de nuevo el existente en el convento; el paso fue montado y adornado en Porta Coeli, y los nazarenos visten túnica de cola negra y cinturón de esparto.

  1. La corporación mantiene el pleito con la Hermandad de la Sta. Cruz y Ntra. Sra. del Patrocinio de la parroquia de San Bernardo, por obligarle esta institución a “no usar” en la Dolorosa la advocación de Patrocinio, en razón de que no deben existir en una iglesia dos Hermandades con igual título, concluyendo por transacción, cambiándosele por el de Ntra. Sra. del Refugio.

10-3-1765. D. Diego de la Vara, presidente de capilla, le concede “licencia para estar en el parroquia y usar la imagen de Cristo de la Salud, como así hacer uso de su altar”.

3-4-1765. Miércoles Santo, Por primera vez hace su estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral en la tarde de este día, vistiendo los hermanos las túnicas reseñadas en el año anterior.

XVIII. Su Majestad el Rey Carlos III es recibido como hermano de la Corporación, por lo que esta Hermandad tiene el título de Real.

18-4-1766. Con motivo de haber perdido el pleito iniciado en el año 1764, se ven obligados a cambiar el título de la Dolorosa, que se advocaba del Patrocinio, por el de Ntra. Sra. del Refugio, efectuándose en este día las anotaciones correspondientes en el libro de Reglas.

28-8-1785. Tras haber estado cerrada al culto la parroquia de San Bernardo, debido a las obras realizadas en la misma, en la mañana de este día se celebra solemne función religiosa en conmemoración de dichas efemérides. Previamente, en la noche del día anterior se había celebrado concierto de música y fuegos artificiales, habiendo sido profusamente iluminada la fachada y plaza anterior al templo.

4-3-1793. El Real Consejo de Castilla aprueba las Reglas de esta Hermandad.

21-9-1800. Salió en esta tarde en procesión de rogativa por la epidemia que había en la ciudad, llevando al Stmo. Cristo de la Salud, acompañado del Colegio Seminario de San Telmo y un gran número de nazarenos, descalzos y con cirios.

31-12-1809. En este último día del año se efectúa una procesión de rogativa por los sucesos de la guerra con los franceses por las calles del barrio, sacando a la imagen del Crucificado. Asistieron pocas personas, e iban todas con capas y cera.

  1. Efectúa su última salida penitencial de ésta su primera época fundacional, ya que, debido a malos entendidos y falta de compenetración entre un grupo importante de hermanos, ocasiona la retirada Corporación y privada de sus Reglas.
  2. Un grupo formado por catorce personas, conscientes de la necesidad que tiene la Iglesia de estas Corporaciones, se propone reorganizar la extinta Hermandad, rescatando sus Reglas, que se encontraban en situación de “desposeída”.

19-4-1832. Efectúan de nuevo su Estación de Penitencia a la S.I.C. en la tarde de este Miércoles Santo, y lo hacen con dos pasos que le ha cedido la Hermandad del Despedimiento.

27-3-1839. Tras un largo paréntesis, efectúan de nuevo su Estación de Penitencia en la tarde de este día. Sucedió un caso digno de destacar:

La ciudad se encontraba preparada de fortificaciones, con motivo de la guerra carlista, y por ello tenía sus puertas tapiadas, teniendo que pasar la procesión en este año por la de la Carne, que era de poca altura. Al llegar el paso del Cristo hubo de descender la imagen y tenerla en el monte, y al de la Virgen le quitaron el palio y corona a la imagen.

Las andas que llevaban fueron las dos de la Hermandad del Despedimiento, de San Isidoro.

7-4-1841. En este año le fue colocada por primera vez una imagen de la Magdalena, de rodillas, al pie del Crucificado.

5-4-1860. Suceso notable en la Semana Santa de este año. Joaquín García Novate, devoto agradecido a la Virgen del Refugio por haberle sanado una nieta de difteria, contemplaba el discurrir de la procesión en el paso nivel de la Puerta de la Carne, impedido de andar cinco años antes, ya que le había caído una caja en la fábrica de Tabacos, donde trabajaba, quedando completamente inútil y dado de baja.

Pero cuando vio a la Santísima. Virgen se encomendó a Ella, y hablándole, hablándole… llegó hasta la Catedral y le acompañó hasta la misma iglesia. Volvió a su quehacer el mismo sábado de gloria.

7-11-1880. En la Plaza de Toros Maestranza se celebró una corrida de toros extraordinaria para con cuyo producto sacar fondos con destino a la Hermandad de San Bernardo. Presidirían los duques de Montpensier. Los toros eran de la ganadería de Arriba Hermanos y los diestros fueron: Manuel Fuentes “Bocanegra”, Francisco Arjona Reyes, Salvador Sánchez “Frascuelo”, José Lara “Chicorro”, José Campos “Cara Ancha” y Fernando Gómez “El Gallo”. El espectáculo empezó la una y media de la mañana.

14-4-1881. Estrena en la salida procesional de este Jueves Santo las nuevas andas que para el Crucificado ha realizado, en estilo neogótico, el artista José de la Peña y Ojeda. Es, asimismo, nuevo palio de la Santísima Virgen, que sobre terciopelo bordó en oro Patrocinio López; en esta ocasión acompaña a la Dolorosa en su paso la efigie de San Juan.

Como complemento de información diremos que hacía cuarenta años que no efectuaba esta Hermandad su salida procesional. Las imágenes del Crucificado y la Dolorosa fueron restauradas por el escultor Manuel Gutiérrez Cano.

10-4-1884. Se estrena un manto de salida para la Virgen, que fue realizado por las señoritas Cuadra con taller en la calle Caraballo, 5.

2-4-1885. Como en años anteriores, efectúa su Estación Penitencial ininterrumpidamente en la tarde del Jueves Santo. Los cofrades llevan túnica de cola, de color negro. No pudo salir por lluvias caídas a la hora de la salida.

  1. El escultor José Ordoñez Rodríguez cede a la Hermandad una imagen de la Magdalena orante, cuya efigie la quisieron adquirir para Madrid, y no queriéndose privar de verla, la donó, ya que había nacido en la feligresía de San Bernardo.

14-14-1892. Tras un paréntesis de siete años sin salir, efectúa de nuevo su salida procesional en la tarde de este Jueves Santo.

30-3-1899. Los nazarenos que forman la comitiva de ambos pasos visten por primera vez túnicas moradas, con capa y antifaz negro, luciendo el escudo de la Corporación en el antifaz.

12-4-1990. En su primera salida procesional efectuada en el presente siglo XX, y cuando regresaba a su templo, recorriendo las calles del barrio, incomprensiblemente una mujer situada en un balcón rompió el palio de la Santísima Virgen; esta mujer, procesada posteriormente, fue obligada a correr con los gastos necesarios para su reparación.

27-3-1902. Al igual que en años anteriores, efectúa su Estación de Penitencia en la tarde del Jueves Santo, siendo, asimismo, acompañada la dolorosa por la imagen de San Juan Evangelista.

9-4-1903. Estrena en esta ocasión el palio de la Santísima Virgen, que sobre terciopelo ha sido bordado en oro en los talleres de Juan M. Rodríguez Ojeda; el dibujo se debe al Sr. Tova Villalba. Actualmente lo posee la Hermandad de Ntra. Sra. del Mayor Dolor, de Jerez de la Frontera.

11-4-1906. Los nazarenos de la comitiva de la Virgen estrenaban túnica, capa y sotana de merino morado, con botonadura y cíngulo grana, y antifaz de seda morado.

27-3-1910. En su salida procesional de este día vuelve a aparecer sobre el monte Calvario la imagen de la Magdalena; esta talla fue realizada por el escultor José Ordóñez Rodríguez.

20-2-1921. El compositor Manuel López Farfán compone la marcha procesional titulada “El Refugio de María”. Dedicada a esta Hermandad.

19-3-1924. En las fiestas navideñas del año anterior, y con objeto de recaudar fondos, las Hermandades de “la Bofetá”, Cristo de Burgos y Carretería habían instalado sendas tómbolas en la ciudad, al parecer sin permiso de la Administración, por lo que ésta había abierto expedientes contra ellas; el joven abogado sevillano y hermano mayor de esta Corporación, Antonio Filpo Rojas, se trasladó a Madrid, donde pudo resolver este asunto sin que fueran sancionadas ninguna de las Hermandades antes citadas. Por este motivo, y en agradecimiento por las gestiones realizadas por su hermano mayor, acompañó este año a esta Cofradía en su salida penitencial una representación, con estandarte y varas, de las mencionadas Corporaciones.

8-2-1925. Perfilada ya como Hermandad que perdurará, inicia, cuando ha vencido el primer cuarto de siglo, su ciclo de reformas varias, que dará el sello propio a esta Hermandad y lo hará estrenando en esta salida penitencial del Miércoles Santo unas nuevas andas para el Crucificado.

Estas andas han sido ejecutadas en madera tallada y posteriormente dorada, respondiendo su estilo al barroso, de líneas rectas con perfiles y bombo en su canasto, y con respiraderos de la misma traza, Sus airosos candelabros de esquina y las jarras colocadas sobre crestería dan, sin lugar a dudas, una cierta personalidad a este paso. Su labor de talla se debe al artista José Gil y el dorado a Francisco Ruiz Rodríguez, midiendo la parihuela 2,09 x 3,89 x 1,46 m. En las cartelas en relieve aparecen la Santa Faz y San Bernardo que realizó Jaime Mata. En las esquinas, escenas pintadas y policromadas de Rafael Blas Rodríguez, representado: Ecce Homo, Calle de la Amargura. Encuentro con la Virgen y Jesús carga con la cruz.

Son, asimismo, novedad este año las nuevas túnicas que visten los nazarenos que componen la comitiva del paso de palio, compuesta por sotana morada con capa y antifaz negro.

  1. Siguiendo la corriente de reformas iniciada en el año 1925, estrena en esta ocasión una corona de plata de ley dorada que para la Santísima Virgen ha realizado el orfebre sevillano Eduardo Soto, a quien se deben también los varales y respiraderos que estrena, asimismo, este año.

4-4-1928. Dos novedades dignas de mención se aprecian al salir a la calle en la tarde de este Miércoles Santo para efectuar su Estación de Penitencia. En el primer paso, se ha prescindido de la imagen de María Magdalena, apareciendo sólo el Santísimo Cristo de la Salud sobre el magnífico monte de claveles. En el segundo, y siguiendo la obra de reformas del paso de palio, son nuevas la peana, que ha sido ejecutada en metal plateado, y el manto que para la Santísima Virgen ha sido bordado en oro sobre terciopelo granate y con dibujos de adornos barrocos en los talleres de Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Su costo fue de 40.000 pesetas.

27-3-1929. Juan Manuel Rodríguez Ojeda, en su estilo personalísimo “juanmanuelino”, ha bordado en oro, sobre terciopelo granate, el palio que esta tarde del Miércoles Santo cubre la imagen de la Santísima Virgen en su salida penitencial. Las dimensiones de la parihuela son 2,09 x 3,34 x 1,44 m. Y como dato curioso, digamos que la obra costó veinte mil pesetas.

13-5-1929. La Santísima Virgen del Refugio es trasladada sobre su paso a la parroquia del Divino Salvador, donde forma parte de la Exposición Mariana que en este templo se realiza con motivo del Congreso Mariano celebrado en la cuidad.

1-4-1931. Estrena, en ocasión de esta salida procesional, los faldones bordados en oro que sobre terciopelo granate han sido ejecutados en los talleres de Rodríguez Ojeda, destacando en la obra las escenas de la Virgen, bordadas en sedas de colores. Son nuevos, asimismo, sus respiraderos y juegos de jarras, realizados en metal dorado. También es novedad la Cruz de guía.

  1. Cuando se encontraba cursando estudios en la Escuela Naval de San Fernando, D. Juan de Borbón y Battemberg es nombrado hermano mayor honorario.

17-4-1935. Y para completar la obra del paso de palio, iniciada en el año 1927, estrena en esta ocasión el juego de varales, que, en metal plateado, ha realizado el artista Sironi, destacando los dorados de las bases, perillas y nudetes.

7-1936. Julio de 1936. Tristes fechas, que recordarán muchos años los cofrades sevillanos. Como muchos otros templos, éste de San Bernardo sufre también el saqueo y vandalismo de hombres ciegos, que no respeten ni la devoción ni siquiera el arte creado por hombres. Así, pues, y en uno de los aciagos días de este mes, la marabunta enfebrecida contra todo aquello que representa a Dios a su Iglesia entra en este templo, destruyendo cuanto encuentra a su paso. Fruto de este saqueo, las imágenes, las divinas imágenes, de esta Cofradía, que con tanto cariño adoraron un grupo importante de hombres y mujeres sevillanos, fueron destruidas, pasto de las llamas. Pero no fue suficiente esto. Rompieron y destrozaron cuanto tuvieron a su alcance, perdiéndose en el brutal atentado numerosos objetos procesionales, entre los que destacan el techo de palio, que fue salvajemente acuchillado, al encontrar dificultad para sacarlo a la calle desde las dependencias en que estaba montando sobre su armazón, desapareciendo, asimismo, el manto de la Santísima Virgen, del que nunca más se supo.

Como este es un libro de cofrades y para cofrades, se me ocurre que con esa caridad que distingue a los hombres que aman a nuestras Hermandades, debemos pedir a Dios, al leer estos anales, que tenga misericordia para estos hombres enloquecidos, que, entiendo, no pensaron lo que estaban haciendo.

21-3-1937. Como no tienen imágenes titulares por haberlas perdidos en el saqueo del año anterior, en la Semana de Pasión celebran los cultos del Quinario, terminándolo el Domingo de Ramos, y en él predicaría D. José Sebastián Bandarán. En el Altar donde se rendía culto aparecían dos hermosas fotos de los titulares y las manos del Crucificado, únicos vestigios que quedaron.

26-6-1937. La Hermandad de la Exaltación, a la vista de la situación en que había quedado esta Corporación. Tiene a bien entregarles la imagen de la Dolorosa que sacó entre los años 1913 al 134

12-1-1938. El cardenal arzobispo de Sevilla, D. Pedro Segura y Sáenz, mediante decreto fechado en este día, tiene a bien ceder en calidad de depósito a esta Hermandad la imagen del Crucificado que perteneció a la Escuela de Cristo que anteriormente había presidido la Sala de Juntas de la Escuela de la Natividad.

El escrito de este decreto dice así:

“Concedemos en depósito y por el tiempo de nuestra voluntad a la parroquia de San Bernardo, de esta ciudad de Sevilla, para que dé culto la cofradía del Santísimo Cristo de la Salud y Ntra. Sra. del Refugio, el Santísimo Cristo procedente de la Santa Escuela del Espíritu Santo y que actualmente está colocado en la Sala de Juntas de la Santa Escuela de la Natividad. Lo decretó y firmó Su Eminencia Reverendísima el cardenal arzobispo, mi señor, del que certifico, doctor Miguel Bernal, secretario de canciller” Mide la imagen 1,5m.

13-4-1938. Estos cofrades salen a la calle a cumplir con su obligación de efectuar su anual estación, haciéndolo con un solo paso, el del Crucificado, que en esta ocasión lleva sobre su monte la imagen cedida por el Arzobispado, procedente de la Santa Escuela de Cristo de la Natividad.

15-11-1938. El escultor Sebastián Santos Rojas restaura la imagen de la Dolorosa cedida por la Hermandad de la Exaltación, cambiándole la mirada y encarnándola. Dicha remodelación no fue del agrado de la corporación.

1-1-1939. En la tarde de este domingo tuvo lugar la bendición de la nueva imagen de la Virgen, que ha labrado Sebastián Santos Rojas. Mide 1,64m. También la de su corona, de plata dorada, que realizó Manuel Seco Velasco. Presidió la ceremonia el cardenal Segura y Sáenz, y con arreglo a la liturgia procedió a dicho acto. A continuación, el general Llandera subiría al paso e impondría la corona a la efigie.

2-2-1939. Manuel López Farfán dedica la marcha procesional “Cristo de la Salud”, siendo su última obra.

5-4-1939. En los talleres de bordados de Sobrinos de José Caro se procede a la restauración del techo de palio que salvajemente fue destruido en el mes de julio del año 1936, haciéndose nuevas caídas, que también reproducen el estilo “juanmanuelino”, En la tarde de este Miércoles Santo pudo comprobar Sevilla, al contemplar la Estación de Penitencia de esta Hermandad, cómo reaccionan los cofrades ante eventualidades como la sufrida por esta Corporación.

20-3-1940. Estrena este día los faldones del paso de palio, fiel reproducción de los que se perdieron en los comienzos de la guerra civil, que habían sido realizados en el año 1931, debiéndose en esta ocasión la obra a los talleres de Sobrino de José Caro.

Es nuevo, asimismo, el juego de treinta jarras que para el paso de la Dolorosa ha ejecutado, en metal dorado, el orfebre José Moguel. Al llegar el paso de la Virgen a la altura del palquillo de la Campana, donde se encontraba el jefe del Estado, generalísimo Franco, se dio cara al mismo, dándose la siguiente anécdota: Los costaleros, al darse cuenta de quién estaba presente, alzaron los faldones, prorrumpiendo en vítores y aclamaciones. Su Excelencia agradeció el espontáneo tributo de respeto de estos hombres, cambiando algunas palabras con ellos. El capataz, dirigiéndose al jefe del Estado, le dijo: “Excelencia, así son los trabajadores de España”.

18-3-1941. Con objeto de presidir el acto de clausura de la Santa Misión que se celebraba en esta ciudad, es trasladada la imagen del Santísimo Cristo de la Salud a hombros de sus cofrades hasta la Plaza de España, donde quedó depositado sobre un altar levantado al efecto, justamente encima del surtidor de agua, en el centro de este recinto.

5-4-1944. Estrena la imagen de la Santísima Virgen en esta salida procesional un manto de terciopelo granate, con bordados de oro a realce, y el mismo trazado que tenía el anterior de 1928; fue realizado el citado bordado en los talleres de Sobrino de José Caro.

10-5-1945. Su hermano mayor, D. Antonio Filpo Rojas, en el acto de homenaje que se le otorgaba en la noche de este día, expuso su deseo de solicitar del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en nombre de la Hermandad, que incluyera en el escudo de nuestra ciudad el lema “Muy Mariana”. Felizmente quedó incluido el citado lema en el escudo de eta bendita tierra en el Pleno del día 22 de noviembre de 1946.

25-3-1948. Por primera vez, visten los nazarenos de ambas comitivas en esta tarde del Miércoles Santo con túnicas moradas, capas y antifaz negro, con el escudo de la Corporación.

13-4-1960. Estrena en la tarde de este día el juego de jarras que, en metal dorado, ha sido realizado para su palio.

10-4-1963. La Junta de Gobierno en pleno recibe en la parroquia de San Bernardo la visita de SS.AA. los príncipes de España, D. Juan Carlos de Borbón y Dª Sofía de Grecia, que acuden a la misma para conocer sus pasos.

5-1965. El escultor Sebastián Santos Rojas restaura la encarnación y párpados de la Virgen del Refugio.

21-5-1967. En la tarde de este día se celebra solemne función religiosa en acción de gracias por haber llegado a feliz término la unión de esta Corporación con la Hermandad Sacramental de la parroquia.

2-4-1969. Se estrenan el juego de candelabros de cola del paso de Virgen, que han realizado Cruz y Frías. El basamento aparece tallado de madera y dorado con dos ángeles tenantes de igual materia, con once luces cada uno.

29-3-1972. En la visita obligada de los cofrades a esta Hermandad en la mañana del Miércoles Santo, puede apreciarse la restauración y dorado de las andas del Señor, que ha ejecutado Luis Sánchez Jiménez, y la de la construcción de su parihuela, por F. Bailac Ceniza.

6-1972. El escultor Sebastián Santos procede a nueva restauración de la imagen de la Dolorosa.

18-4-1973. Estrena en esta ocasión, en la comitiva de nazarenos, una bandera con el lema “Muy Mariana” que en la actualidad ostenta el escudo de la ciudad, bordada por la Srta. Martín Reina.

10-4-1974. Luce por primera vez el Santísimo Cristo de la Salud el juego de potencias que, en oro de ley, ha sido realizado en el taller de Villarreal y donado por los cofrades Jesús García Márquez y Manuel Guisado.

1-3-1977. En el concierto de marchas procesionales que celebra la Banda Municipal de Sevilla en la tarde de este Viernes de Dolores, se toca por primera vez la titulada “Nuestra Señora del Refugio”, de la que es autor el director de la misma, José Albero Francés.

  1. El escultor Jesús Santos Calero restaura la imagen del Cristo.

11-4-1979. Una cuadrilla de cofrades costaleros saca por primera vez las andas del Crucificado.

1-4-1980. Los dos pasos de esta Corporación son portados por una cuadrilla de costaleros.

15-4-1981. Las monjas del convento de Sta. Isabel pasan a nuevo terciopelo granate los bordados del techo de palio, obra de Rodríguez Ojeda de 1929.

7-4-1982. Miércoles Santo. Dos nuevas marchas procesionales se estrenan en este día, “Virgen del Refugio”, de José Albero Francés, y “Pasa la Virgen del Refugio”, de Pedro Morales, cuya partitura fuera premiada el año anterior, en el concurso de estas composiciones, bajo el lema de “Dolorosa”.

30-2-1983. Novedad en Semana Santa de este año es la candelería del paso de palio, que ha sido realizada en los talleres de la Vda. De Villareal.

3-4-1985. Aparece el Miércoles Santo con la novedad del pasado de la bambalina frontal del palio a nuevo terciopelo, cuyos trabajos se han realizado en el convento de Santa Isabel.

26-3-1986. Se estrena la marcha procesional “Refugio eres tú”, que ha compuesto Juan Santos. Al deambular la Cofradía por la plaza de la Alfalfa se produjo un triste suceso, ya que su cofrade José Portal Navarro, que iba como costalero, sufrió un ataque al corazón, falleciendo en su traslado a la Casa de Socorro. La noticia causó sensación al llegar el paso del Crucificado (a cuya cuadrilla pertenecía) a la Campana, pues lo hizo en silencio, sin música, Asimismo, lo efectuó el de la Virgen y correspondieron del mismo modo varias del día siguiente.

15-4-1987. Los faldones del paso de la Virgen son pasados a nuevo terciopelo por el convento de Sta. Isabel.

30-3-1988. Una saya de terciopelo con bordados de oro estrena la Virgen, que ha sido realizada por Juan María Ibáñez.

22-1-1989. Celebrando la Hermandad el cincuentenario de la bendición de la imagen de María Santísima del Refugio, es bendecido en la fachada del templo un retablo de azulejos representado a la Dolorosa, que ha pintado Manuel Ruiz Gil.

13-2-1989. La imagen del Cristo de la Salud presidió en este día el Vía Crucis Cuaresmal de la Catedral, organizada por el Consejo General de HH. Y CC. Para ello, fue trasladado en una parihuela realizadas al efecto desde el templo de S. Bernardo a la Catedral, siendo portado por cofrades del Miércoles Santo y de su Hermandad.